Belgrano perdía feo contra Racing, al borde de una goleada catastrófica y exhibiendo muchísimos problemas. Pero reaccionó en un ratito y logró empatar 4-4, con el barrio hirviendo abrazado a la posibilidad de ir por todo y alcanzar un triunfo que hubiera sido épico.
Fue el entrenador más influyente en la historia moderna del fútbol argentino. Asumió en 1974 para terminar con la improvisación y puso en marcha un proceso de orden para jerarquizar al jugador, con el respeto por la pelota como valor supremo. Ayer falleció: tenía 85 años.
Belgrano y Talleres salieron del país por las copas internacionales y regresaron con seis puntos que reflejan una prueba de personalidad en torneos que pronto les reclamarán una respuesta: ¿para qué expectativas están?