El triunfo ante Argentinos Juniors confirmó los rasgos de su juego: tiene los mismos problemas que casi todos los equipos para defenderse, pero cuando ataca hace la diferencia. ¿Eso le alcanzará para consolidarse arriba? Sus virtudes le abren un espacio que debe capitalizar.
No se trata de igualar a un River que parece inalcazable pero, llegado el caso, puede ser una referencia: Talleres ya lo enfrentó y le ganó muy bien. En un torneo que, salvo al propio River y San Lorenzo, tiene debilitados a varios competidores que juegan copas (Boca, Argentinos Juniors, Racing, Gimnasia, Huracán, Estudiantes, Newell’s, Defensa y Justicia y Tigre), sobre el panorama de la “T” se vislumbra una gran oportunidad.
En la línea de crecimiento que lo rescató de un comienzo de temporada dubitativo para proyectarlo a espacios de mayor protagonismo, Talleres mostró juego y poderío ofensivo para acomodarse por encima de la mayoría de los equipos de la Liga Profesional.
Cabe preguntarnos, entonces: ¿serán suficientes sus herramientas y recursos, para focalizar en objetivos elevados? Lo primero que se destaca de su funcionamiento es que casi siempre hace goles y atrás no es hermético. Cuando le toca defenderse muestra algunas debilidades que lo ponen en un plano de paridad con los otros, pero tiene jugadores desequilibrantes y un as de espadas que abre todas las puertas: el gol.
Repasemos:
– Es el equipo con mayor cantidad de goles a favor.
– Los goles son la consecuencia de su capacidad de ataque, que le permite el lujo de llegar mucho y convertir a veces.
– Sus goles en contra (hay varios con mejor marca) reflejan que su prioridad es el ataque y se siente incómodo retrocediendo. Es parte del desequlibrio que lo hace vulnerable.
– Guido Herrera, Matías Catalán, Rodrigo Villagra, Rodrigo Garro, Ramón Sosa y Diego Valoyes tienen una prestación individual que sostiene lo colectivo.
– Herrera alcanzó una regularidad que le devolvió la confiabilidad. Para ir al frente, como pretende hacerlo el equipo, se necesita un muy buen arquero y el riocuartense lo es.
– Javier Gandolfi tiene un banco de suplentes con variantes. Eso le permite elegir e incidir en el desarrollo de los partidos.
Lo individual y lo colectivo
Hay un viejo precepto que se escuchaba en los potreros: los jugadores buenos mejoran a los que no lo son. La ecuación no funciona al revés. Eso se aplica en varios casos, en diferentes ámbitos del juego, para evolucionar en una idea que prioriza la pelota, el ataque por las bandas (Sosa y Valoyes), un 9 de punta (Santos) y dos organizadores de categoría, como Villagra y Garro. ¿Dónde calza Nahuel Bustos? Es un desafío para Gandolfi, porque es un desperdicio tenerlo afuera pero para que entre alguien tiene que salir… ¿Quién?
Esta foto, la de los jugadores buenos que impulsan lo colectivo, es precisamente uno de los factores que no se cristalizan en Belgrano ni en Instituto y ayudan a entender por qué les cuesta tanto crecer: uno tiene como figuras al arquero (Nahuel Losada) y al 9 (Pablo Vegetti); el otro, carece de líderes futbolísticos para mantenerlo a flote en los momentos difíciles, sus delanteros más valiosos son los marcadores de punta (Giuliano Cerato y Sebastián Corda) y cae con demasiada facilidad en el aturdimiento, que lo pone al borde de las derrotas.
Más para dar
Talleres debe convivir con la certeza de sus recursos hacia adelante y la capacidad para no exponerse atrás, aunque el fenómeno de la “sábana corta” parece ineludible. Esa realidad no se puede cambiar y tiene relación con las cuestiones tácticas (¿a qué jugar?), estratégicas (¿cómo jugar?) y la cantidad y calidad de jugadores. Ningún club tiene el respaldo de River, por ejemplo: los suplentes allí serían titulares en todos lados… Si Talleres elige atacar, no hay manera de evitar la aparición de espacios atrás porque una cosa tiene que ver con la otra: el tema es cómo se logra el desarrollo de las virtudes de ataque sin regalarse en defensa.
De todos los equipos que se animan a levantar la mano para ser protagonistas, pocos tienen potencial pendiente de desarrollo. En otras palabras ¿cuántos tienen más para dar? En un equilibrio que no existe y se convierte en la zona de riesgo de los que apuestan a ganar, Talleres ha sido capaz de dar el salto. Con errores. Con defectos. Yendo al frente.