Mientras se acercan las elecciones PASO del 12 de septiembre, y se continua con un clima de flexibilizaciones, la variante Delta viene llegando.
Una burbuja. De las que se hacen con jabón y flotan en el aire por un par de segundos antes de explotar. En esa burbuja se encuentra el pueblo argentino en estos días previos a las PASO.
La descarnada batalla por los votos ya comenzó, y en todo el país, los mismos personajes de siempre llenan las horas de la radio y la televisión prometiendo utopías imposibles. O lo que es peor, ninguna promesa y muchas chicanas vuelan a uno y otro lado de la grieta insuperable. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie se ven cara a cara con los innumerables problemas de la vida cotidiana, y celebran las flexibilizaciones que le permitirán disfrutar de un evento deportivo o su banda favorita en vivo.
En medio de estas dos realidades que se chocan en la esfera de lo público, mientras se discute acerca de las expresiones de tal o cuál y se lanzan acusaciones desde detrás de las falsas barricadas hay una realidad de la que nadie habla: la pandemia no terminó.
No se trata de ser agorero, de llamar a la mala fortuna, o de anticiparse a esos apocalipsis que nunca llegan. Se trata de mirar de frente una realidad insoslayable: la variante Delta pronto tendrá circulación comunitaria, y todas las flexibilizaciones deberán volver atrás.
Está más que claro, que de no celebrarse un proceso eleccionario, ese sería el tema central de la agenda. Pero no es conveniente hablar de ciertas cosas. Hay que ser optimistas y confiar que “juntos” y “todos” estamos listos para reanudar la normalidad que el Covid nos quitó.
Y digo “nos quitó” porque somos nosotros, los ciudadanos de a pie los que perdimos y mucho con la pandemia. Perdimos familiares, perdimos el trabajo, perdimos la esperanza. Y ellos, los candidatos y las fuerzas a las que representan solo perdieron un par de puntos de credibilidad. Hoy nos quieren convencer de que al votarlos, mágicamente los problemas van a desaparecer, mientras esconden bajo la alfombra el principal problema que se avecina y no hacen nada por evitarlo.
La pandemia no terminó. El riesgo sanitario sigue ahí. Creer que a la Argentina no le va a pasar lo mismo que al resto del mundo es peligroso, tan peligroso como cuando el ministro de salud dijo “No hay ninguna posibilidad de que exista coronavirus en Argentina”. Llegó y mató a más de cien mil argentinos. El futuro y la salud de cada uno de nosotros está claro que depende solamente de nuestra responsabilidad individual.
Elijas a quien elijas votar en las PASO del 12 de septiembre, no te olvides de seguirte cuidando y cuidando a tu familia. Gane quien gane, la variante Delta no se puede contener.
Disfrutemos de la burbuja mientras dura, pero cuidemos que no nos explote en la cara.