Después de años de merecimientos, por primera vez una arteria de la ciudad rinde homenaje a un jugador de fútbol, Miguel Dellavalle, pionero de llevar a nuestra provincia a planos nacionales e internacionales. Sin embargo, un periodista armó un escándalo en redes y se armó la polémica.
Por Gustavo Farías. Especial para Radio Suquía.
Estaba visto que los futbolistas podrán ganar en muchos ámbitos, pero el de imponerse en los letreros de las calles es una misión harto difícil. Así al menos se desprende de un par de hechos irrefutables: hasta el jueves pasado nunca un jugador había sido elegido para bautizar una arteria de esta ciudad, y cuando se lo consiguió (el jueves el Concejo Deliberante aprobó el ingreso al nomenclador de Miguel Dellavalle, ex figura de Belgrano), nació la polémica.
¿Qué pasó? Por una iniciativa del Departamento Cultura del club de Alberdi, sumado el apoyo del concejal Marcos Vázquez, se impulsó el nombre de un jugador pionero del Pirata para identificar a una calle adyacente al Gigante, en el marco de la articulación que tiene el municipio y la institución para visibilizar y poner en valor al barrio.
Para ello, el Concejo Deliberante aprobó este jueves una ordenanza que establece el nombre de Pasaje Miguel Dellavalle a una pequeña arteria de 200 metros que finaliza en la Arturo Orgaz, en pleno corazón pirata. El acto formal de colocación de los carteles se efectivizó el sábado a la tarde sin mayores problemas, pero horas más tarde el periodista Ramón Gómez, corresponsal de Clarín, incendió las redes sociales reclamando que no había sido consultado y que se oponía al cambio de denominación.
Gómez, quien además conduce un programa televisivo de revisionismo llamado “Pequeñas Historias”, desconoce la figura de quien fue el primer ídolo de la afición deportiva de Córdoba, primer futbolista de un club de esta provincia en jugar para la Selección y uno de los 11 que le dieron a la AFA el primer trofeo de campeón, al ganar el Sudamericano de 1921, cuyo centenario se cumplirá el 30 de octubre venidero. “No sé quién es”, asegura sobre el futbolista nacido en la capital cordobesa en 1898.
Sin embargo, el enojo del periodista tiene mayor peso por los trámites administrativos derivados del cambio de nombre de la calle que, paradójicamente, tiene cuestiones a resolver de vieja data. Los carteles anteriores lo identificaban como Pasaje Agustín Lanter (un médico allegado al barrio), aunque en Catastro ese nombre nunca fue inscripto y para el municipio la vía se llamaba Arsenio Leyba.
Víctor Baissi, del Departamento Cultura del Club, asegura que se trabajó en el tema desde octubre del año pasado, y que hubo una consulta con algunos vecinos del sector. “Hubo quienes estuvieron a favor, también otros a los que no le interesó el tema y sólo uno se opuso, aunque nadie habló con Gómez”.
La cuestión es que, desde el sábado, los carteles ya tienen el nombre de Miguel Dellavalle, a quienes los vecinos comenzaron a conocer por la movida de la polémica y a la que Baissi definió como “un claro ejemplo de la mixtura que pobló nuestro barrio, porque era hijo de un inmigrante italiano y de una madre de origen comechingón”.
En el amplio abanico del nomenclador de calles de nuestra ciudad existen políticos, religiosos, artistas, militares, médicos, cantantes, dibujantes y un largo etcétera donde el deporte casi nunca entra en consideración. Y para colmo, los escasos ejemplos para graficar, no son cordobeses, como el boxeador Luis Ángel Firpo o los pilotos Juan Manuel Fangio, Juan Gálvez y Domingo Marimón.
Un crack que está en las páginas de oro
Los antecedentes de Dellavalle como pionero de nuestro fútbol son imposibles de rebatir, puesto que su historia está reflejada en páginas de oro de los primeros años del siglo anterior (actuó entre 1915 y 1922), cuando Belgrano comenzó a proyectarse a nivel nacional gracias a la idolatría alcanzada por su figura, requerida desde varios puntos del país con el magnetismo de ser campeón continental.
A la generosa foja de logros conseguidos en su etapa de jugador, se le sumó ahora el de ser el primer futbolista en ganarse una calle de Córdoba, un mérito que, a diferencia de los anteriores, no tuvo el respaldo unánime de la afición.