El precio de los cuidacoches generó una fuerte polémica, muchas discusiones y hasta enfrentamientos violentos el fin de semana.
El pasado sábado, la banda Tan Biónica llenó el Estadio Monumental de Alta Córdoba en su gira despedida. Entre recuerdos y emociones, se fue la “última noche mágica” para más de 20.000 personas. Sin embargo, en las inmediaciones de la cancha se produjeron múltiples discusiones, algunas que terminaron en hechos de violencia, por el costo del estacionamiento, que fue de $5.000. Esto generó que se destaparan algunas controversias de la organización.
El tema tiene varias aristas y una de ellas es la relación de las barras bravas con la política local. Es de público conocimiento que la dirigencia del club Instituto, encabezada por Juan Manuel Cavagliatto, es la que tiene mejor comunicación con el poder de Córdoba, tanto municipal como provincial. Intercambio que es más frío en el caso Andrés Fassi o el Luifa Artimes.
Esto sumado a la “patada” que tiene el dirigente de Alta Córdoba en la AFA, donde se estima que será el nuevo vicepresidente.
Sin embargo, Cavagliatto tiene un problema interno con las barras, que lo arrastra desde que asumió, y es que están divididas en dos facciones que tienen enfrentamientos violentos entre ellas. Esto se agravó desde que la proximidad de la dirigencia con el poder le permite hacer más “negocios”. En ese marco ha surgido una especie de tercer grupo, que debutó manejando el estacionamiento durante los recitales.
Hay que tener en cuenta que durante estos espectáculos la concurrencia en vehículos es mucho mayor a la de los partidos, a los que normalmente asiste más gente de las inmediaciones caminando o en transporte público.
Este sábado, en el recital de Tan Biónica, se estima que había entre siete y ocho mil autos. Y según trascendió, con la aquiescencia de las autoridades municipales, se acordonaron muchas más cuadras alrededor del estadio con la excusa de poner puestos de comida. Esto generó que los automovilistas debieran estacionar más lejos y así expandieron la superficie.
Esto sumado a que alguien, no se sabe exactamente quien, autorizó a que los cuidacoches cobraran $5.000 por el servicio, lo que provocó un fuerte descontento entre los asistentes al recital, algunos de los cuales terminaron involucrados en episodios de violencia. Al mismo tiempo, la fuerte recaudación llamó la atención de otros naranjitas, que se acercaron al lugar a trabajar y también se disputaron los lugares de trabajo con los que ya estaban.
En algunos casos, había dos cuidadores por cuadra y un patrullero de la Policía con cuatro uniformados cada 200 metros. Una estructura totalmente innecesaria para el espectáculo que se estaba desarrollando.
Finalmente, el negocio generó una suma exorbitante de ingreso, que supera los $30 millones sólo por estacionamiento. De eso, la mitad quedaría para la nueva facción de la barra de Instituto.