La noche de la televisión argentina dejó emociones, reencuentros, homenajes y momentos incómodos.
La entrega número 51 de los premios Martín Fierro tuvo emoción, reencuentros, homenajes y muchos discursos encendidos. La transmisión de Telefé estuvo a la altura con el gran labor de Santiago Del Moro en la conducción, que duró un poco más de cuatro horas al aire.
Desde las primeras horas de la tarde ya era posible ver a quienes transmitirían cada una de las instancias de la ceremonia al público, en un hotel que se encontraba vallado mientras del otro lado, cientos de curiosos se agolparon a la espera de poder divisar algunos de los famosos que por allí pasarían, quienes amablemente mientras arribaban, saludaban desde lejos.
En la mesa, junto al plato, los famosos se encontraron con una bandera argentina de pequeñas dimensiones que luego se usaría para flamear en el momento que la selección argentina era homenajeada. había una pequeña figura con el logo de los premios y un imponente arreglo en el centro con variadas flores en tonos blancos. El snack ya estaba servido: era un crocante de algarroba y queso de cabra, hongos confitados, trufa negra, remolacha lio, hierbas y flores de verano.
A las 21 horas llegó la advertencia para quienes aún se encuentran dando vueltas por el salón: hay que quedarse sentado en el lugar para que todo fluya correctamente. Cinco minutos después ya sí se daría paso en la transmisión oficial desde el salón, para comenzar a conocer a los ganadores de la noche.
El plato principal, luego de la entrada de burratina artesanal con cremoso de pesto, fue la ternera braseada con compacto de humita. El momento de la comida logró que la gente se mantuviera en sus lugares. El resto del tiempo, los famosos se trasladaban de mesa en mesa para ir a saludar o incluso para cholulear un poco y pedirle alguna foto.
Llegó el momento del tan comentado: el postre en lata. En ese recipiente se podía encontrar un cremoso de queso y chocolate blanco bajo una lámina de chocolate blanco con frambuesas. A la mesa llegaría la lata y un pequeño martillo de madera para poder quebrar esa lámina dulce. Fue en ese instante que la mesa de Telefe Noticias, una de las más encendidas de la noche, aprovechó para generar percusión entre la tapa de la lata y la herramienta de madera, que fue acompañado por muchos de los que allí se encontraban.
Cerca de la 1 de la madrugada, la ceremonia llegaba a su fin y el café era ofrecido a los asistentes, además de distintos tipos de bombones. Pese a lo ocurrido en ediciones anteriores, aún el salón estaba con una amplia concurrencia, y fueron pocos los que no se quedaron a ver cómo Santiago el Moro con la camiseta se la selección argentina puesta celebrara el Martín Fierro de Oro para Gran Hermano. Acompañándolo, algunos de los participantes del ciclo, productores y directivos del canal que festejaron el tan merecido logro.
Alta en el cielo
Presentado por Rodolfo Barili y Cristina Pérez, Abel Pintos entonó las estrofas del Himno Nacional Argentino, en el primer momento especial de la noche, tema que integra el álbum Alta en el Cielo, que incluye ocho emblemáticas canciones patrias que interpretó junto a la Orquesta Académica del Teatro Colón. La gente, respetuosamente parada, espero que termine para comenzar a agitar las famosas banderas argentinas que pintaron de celeste y blanco el lugar.
Saludos incómodos
El invitado más polémico fue sin lugar a dudas Jey Mammon. El exconductor de La Peña de Morfi llegó al Hotel Hilton casi media hora después del comienzo de la ceremonia, luego de anunciar hace unos días que iba a concurrir a la misma sin importar las denuncias y acusaciones en su contra realizadas por Lucas Benvenuto, quien aseguró que el humorista abusó de él cuando tenía 14 años.
Mammon ingresó al recinto en compañía de su amigo Nacho Gauna. El humorista se sentó en la mesa asignada a La Peña de Morfi e inmediatamente todos los invitados se retiraron de la misma, quedando solo Jésica Cirio. Pocos minutos después Rodrigo Gascón volvió a su sitió y se sentó junto a Cirio.
“¿Sabés qué? Voy a sentarme en la mesa de La Peña de Morfi porque no hay nada más merecedor que esa nominación. Si me tomo todo personal, me voy a España de nuevo, te juro. Todo me parece injusto, yo estoy sobreseído, tendría que estar trabajando“, expresó hace unos días.
Otra de las invitadas de la noche que se refirió a la presencia del conductor en los premios fue Karina Mazzoco. “Jey es un hombre libre y puede venir, me reservo otros comentarios”, expresó la conductora, que se negó a seguir hablando del tema.
Una vez dentro del salón, Mammon dedicó unos minutos a hablar con algunos periodistas presentes en el recinto. “Yo había dicho que podía pasar que a último momento decidiera no venir, pero vine”, comenzó diciendo. “Este es un lugar energéticamente difícil para enfrentar, por lo tanto dudé todo el tiempo sobre qué hacer, pero acá estoy”, agregó.
Pasada la mitad de la ceremonia, Mammon volvió a quedar solo en su mesa cuando todos sus compañeros de La Peña de Morfi se mudaron a la de Georgina Barbarrosa. Fue allí que el conductor se paró y se acercó hasta donde estaba sentada Susana Giménez para saludarla. Fue un momento muy escueto entre ambos, en el que ella, sin pararse de la silla, se limitó a darle un beso y a posar para una foto juntos, pedida por él antes de retirarse. En el camino, el conductor también saludó fugazmente a Karina Mazzoco.
JHace unos días, Luis Ventura, el presidente de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (Aptra), habló de la presencia de Mammon en la ceremonia. “La decisión de invitarlo fue, definitivamente, de Telefe. No creo que sea incómodo. Para mí, cada uno se llevará lo que sembró. Si sembrás azúcar vas a recibir almíbar. En este caso, hay que ver lo que sembró, para la mirada de la gente, de los colegas”, dijo el exconductor de Intrusos.
In Memoriam
El tramo dedicado a las figuras del mundo del espectáculo que partieron, el In Memoriam, siempre marca un momento bisagra de la entrega.
Sin embargo, en esta oportunidad, se sintió mucho más depurado, mucho más ascético que en otras ocasiones, con una puesta en escena sobria en la que un video con palabras de Pinky le marcaban el camino a Natalia Oreiro. La actriz y cantante interpretó una versión muy dulce, casi como un susurro, de “No es mi despedida” de Gilda, y quien había reconocido minutos antes sus nervios inevitables al tener que liderar un instante en el que no debería haber margen de error.
Con un vestido negro, el cabello recogido, su voz y las imágenes de estrellas que iban apareciendo detrás suyo, el resultado fue una viñeta que no necesitó de grandes palabras, más que las de algunos de los artistas fallecidos -y la letra de Juan Carlos Giménez y Myriam Alejandra Bianchi- para conmover.
Momento de quiebre
Sobre el final de la ceremonia, y con muchos homenajes realizados previamente, apareció Marcelo Polino sobre el escenario para presentar el tributo a su gran amigo Antonio Gasalla. Luego de un video que repasaba los trabajos más destacados del actor y comediante, Susana Giménez aceptó el premio a la trayectoria en nombre del protagonista de Más respeto que soy tu madre y, a contramano de otros pasajes en los que se celebraba el trabajo de otras figuras de los medios, se produjo un silencio cuando Giménez se quebró una vez comenzado su discurso, dirigido a quien la acompañó en su ciclo con personajes como los de “La abuela” y “La empleada pública”.
La diva se mostró dolida por la ausencia de una figura tan influyente en el espectáculo argentino, tanto así que miró a cámara, con lágrimas en los ojos, como intentando llegar a Gasalla. Por un instante, el concepto de lo efímero pareció sobrevolar la entrega, con las palabras de Giménez como una coda: “Nadie te va a olvidar en tu vida nunca más, te quiero, Antonio, No sé si estarás viendo esto, pero quiero que lo sepas, las energías llegan”, expresó Susana en un tributo en el que tampoco fue necesario decir mucho para generar conexión con la audiencia, empatía y reconocimiento por el artista homenajeado.
¡Qué larguero!
El homenaje a Susana Giménez, figura indiscutida de la TV, derivó en una charla descontracturada con Mirtha Legrand, un intercambio divertido entre las divas, pero que perdió algo de fuerza cuando el televidente ya pudo atestiguar conversaciones similares en otras entregas. Asimismo, el tributo a los 60 años de Polémica en el bar, el reconocimiento al seleccionado argentino, y los premios ex aequo entregados por primera vez (con una explicación correspondiente) se incluyeron entre categorías que no tenían relación alguna con esos reconocimientos y que no terminaron de fluir, más allá de las buenas intenciones.