Ocurrió en una maternidad porteña. La familia habla de mala praxis.
El pasado 14 de septiembre, Micaela, una futura mamá primeriza, ingresó a la Maternidad Nuestra Señora del Pilar en Buenos Aires, para dar a luz a su hijo con un embarazo de 39 semanas.
Previamente, la joven había llegado a un nosocomio de Moreno con síntomas de alergia, razón por la cual los profesionales creyeron conveniente inducir el parto para evitar futuras complicaciones. Y, ante esto, ordenaron el traslado a dicha maternidad. Sin embargo, lo que parecía ser un proceso natural terminó convirtiendose en tragedia.
Micaela asegura que le indujeron el parto por casi 36 horas. A pesar del goteo, nada hacía que llegara al punto de dilatación y cuando las contracciones fueron más fuertes, la joven pidió varias veces por una cesárea. Algo que le fue negado rotundamente.
Un día y medio después de su internación y cuando el dolor ya era insoportable, Micaela dio a luz mediante la polémica “maniobra de Keller“, una técnica a través de la cual los médicos presionan con fuerza sus brazos sobre la panza de la parturienta para provocar el descenso del niño. “Se me subieron dos médicos arriba mío y me presionaban con todas sus fuerzas”, dijo la joven.
Cuando el niño nació, Micaela le notó un ronquido extraño en el llanto. Los profesionales le dijeron que era algo normal, un pequeño problema respiratorio que se iría con el correr de las horas y con medicación. Sin embargo, al día siguiente la joven se encontró con su hijo intubado y una hora más tarde de confirmaron su deceso.
“El doctor que me atendió no sabía que decirme. Se excusó diciendo que a lo mejor había pasado eso porque el parto había sido muy largo y cuando fui a hablar con el director del Hospital, éste tampoco me dio una respuesta“, añadió la mujer.
“Necesitamos una respuesta, queremos Justicia. Mí hija estaba muy ilusionada y fue a parir a un bebé sano y a terminó, no había ninguna complicación, ellos lo mataron”, agregó la madre de la joven.