Defenderse a lo Belgrano y atacar a lo Talleres

El triunfo los pone en la misma línea: uno se destaca por el espíritu de lucha y el otro, por la capacidad de llegar al gol. Con herramientas diferentes, celestes y albiazules se acomodaron arriba aprovechando que el campeonato les da oportunidades.

Emocionó ver la manera en que Belgrano defendió su triunfo, con uno menos, frente a Atlético Tucumán (1-0). Y también comprobar el poder de aceleración que se tradujo en gol, en el fútbol agresivo de Talleres contra Racing (4-2). Los dos triunfos, a su manera y en su contexto, le sacaron lustre al bronce que identifica un rasgo elemental de ambos, mientras el campeonato los encuentra arriba, cerca de los primeros lugares, tomándole el gustito al valor de las victorias que elevan las expectativas.

Ni mejores ni peores, pero se da una conexión muy especial entre uno y otro, que fluctúa entre fortalezas y debilidades: el juego hacia adelante, que a Belgrano volvió a costarle horrores, a Talleres le salió con una naturalidad absoluta; el espíritu de lucha y la reducción de espacios hacia atrás, que para Talleres son algo sumamente incómodo, a Belgrano le brotó desde el alma porque todo lo que hizo llevó consigo una infaltable dosis de sudor, que convirtió en épico dejar los tres puntos en Alberdi.

10 preguntas que retumban en los espacios futboleros

1) ¿Sería ideal un equipo que tenga la pólvora de la “T” para atacar y la sangre hirviendo de la “B” para defender?

2) ¿Cuántos goles haría Pablo Vegetti en Talleres, con semejante cantidad y calidad de llegadas que tiene el equipo albiazul?

3) ¿Cuánto sufrimiento evitaría Talleres, si pudiera resolver los partidos capitalizando una mayor cantidad de las chances de gol que genera?

4) ¿Por qué Belgrano retrocedió conceptualmente, después de animarse a jugar hace unas semanas, para aferrarse a un estilo utilitario en el que todo le cuesta el doble?

5) ¿“Caco” García no tiene reemplazo en Belgrano?

6) El ingreso de Nahuel Bustos ¿implica necesariamente la salida de Michael Santos?

7) ¿Cuántos jugadores hay con la capacidad para pasar la pelota como Rodrigo Garro?

8) Si Bruno Zapelli definitivamente juega mejor atrás de Vegetti y delante de Santi Longo ¿por qué arranca desde los costados?

9) Con lo generoso que es Ramón Sosa para entender el juego lanzado en velocidad ¿por qué le cuesta tanto a Diego Valoyes ser colectivo?

10) ¿Cuántos goles debe marcar Talleres para quedarse tranquilo?

La lupa

Cuando Talleres coordina sus movimientos hacia adelante, pone en escena un repertorio que lo ha elevado sobre la mediocridad general del fútbol argentino. Atrás lo sufre, es cierto. Pero cuando hay conexión entre la distribución de Rodrigo Villagra, la arquitectura que propone Garro y se dan las condiciones para el desequilibrio de los extremos (Valoyes y Sosa son de los mejor), a Santos nunca le faltan oportunidades para hacer lo que mejor le sale. Es decir, terminar las jugadas. En potencia, en remate, en anticipo. Si no alcanza, el equipo suelta a los laterales y amplía la oferta para abrir la cancha, triangular y reservar a Garro más cerca de Santos.

¿Quién será el socio ideal de Villagra? Gandolfi probó con varios y todos rindieron por debajo de la línea de flotación, a excepción de algunos partidos de Alan Franco. Cuando el ecuatoriano bajó su rendimiento o el entrenador quiso modificar el perfil para esa función, recurrió a Christian Oliva (más táctico, más compensador), Ulises Ortegoza (mixto) y hasta Favio Álvarez (más de construcción ofensiva). Por ahora, la silla parece estar vacante: es una ventaja que, en algunos momentos de los partidos, el equipo tributa.

Ir al frente

El poder de gol es una chapa que Talleres pone delante de cualquier discusión. Ostenta una capacidad que le abre casi todas las puertas: si juega bien, llega al área como un proceso evolutivo y dispone de herramientas que lo hacen respetable; si juega mal y lo estructural no lo sostiene, recurre al valor de lo individual para resolver problemas que a otros equipos les resultan imposibles de abordar.

Mientras tanto, el campeonato cortó a River solito y dejó ver algunos chispazos de San Lorenzo, al que no le sobra mucho, pero encontró una manera de jugar que es rentable y suma. En ese contexto, Belgrano presentó sus credenciales y sumó puntos muy valiosos creciendo desde el músculo para atreverse a jugar, aunque la falta de Matías García puso en jaque ciertas convicciones del entrenador y hoy, la foto es diferente.

A Talleres lo condicionan sus propias limitaciones. El fútbol se nutre de momentos y cuando da tres pases seguidos, cosa que hace habitualmente, la coordinación de sus hombres hacia adelante casi con seguridad termina en gol.
No es una comparación, sino una descripción. Hay espacios para que los dos se animen a crecer y desde el respaldo de los puntos, diseñen objetivos que hagan felices a sus hinchas.