“Uno no tiene nada que perder y ellos lo han perdido todo”, aseguró la hermana Lucía Caram.
Sor Lucía Caram es una hermana dominica argentina instalada en España. Es cocinera, escritora, locutora y conocida por ser amiga de Lionel Messi. Acaba de regresar de la frontera de Rumania con Ucrania, para rescatar a ucranianos que están huyendo de la guerra.
“En total, entre ida y vuelta, hicimos 5.995 km en cuatro días. Fue una locura, pero íbamos a para buscar a una familia que huía de la zona del Donbás, donde había ataques. No pudieron llegar, al final. Entonces, estando allá, nos fuimos a la frontera, donde nos esperaba una madre con su hijo, que llevaban 5 días huyendo a pie porque les dispararon el auto“, contó en exclusiva con la Super Mañana de Suquía.
“Después buscamos una madre con dos hijos y una mujer sola, que venían huyendo de Kiev. Fue un viaje largo, pero emocionalmente más duro porque hasta llegar a la frontera vimos horas de colas de auto de gente que escapada de Ucrania y, más cerca, cantidades de gente que venía caminando, cansada“, indicó.
“Muchos llegaban a la frontera sin tener a dónde ir. Llegan con frío, cansados, huyendo de los bombardeos y se suben a un auto, con alguien que no conocen, y que les dicen que los van a llevar a España, porque es la única solución que tienen. Hemos visto la guerra de cerca“, agregó.
“Nos llamó la atención la imagen de la cantidad de personas mayores que escapaba de Ucrania y, en contraposición, los jóvenes que vuelven para alistarse y defender a su país del ataque de un loco que ha puesto en jaque la paz mundial“, sentenció.
Sobre la labor con los refugiados, contó: “Intentamos que la gente no vaya a campos de refugiados, los acogemos en conventos y casas de familia. Hacemos parejas lingüísticas para que aprendan el idioma. Mi política es que los niños deben ser niños y los jóvenes deben ser jóvenes. Los llevamos al gimnasio y a hacer deportes. Y la idea es que pronto vuelvan al colegio. Hay un lenguaje que si entienden, que es el de cariño, de la libertad de movimiento y de tranquilidad“.
“Podemos decir que nosotros, después de volver de allá, somos también heridos de guerra. Porque el dolor de ellos nos ha herido y es lo que nos moviliza por seguir ayudando. Uno no tiene nada que perder y ellos lo han perdido todo“, cerró.