Ya son casi una decena de muertos en el Gran Buenos Aires.
Silvia Cabrerizo, médica de la Unidad de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, afirmó hoy que “los síntomas previos a la muerte sirven para identificar con qué estaba cortada la cocaína”, al ser consultada sobre el fallecimiento de al menos ocho personas por la ingesta de esa sustancia “cortada” con algún producto aún desconocido.
En este caso, “la cocaína debe haber estado cortada con alguna sustancia que tiene una baja dosis letal, o sea que con menos dosis de la sustancia se puede llegar a la muerte“, explicó Cabrerizo.
La toxicóloga agregó que “sería importante saber de qué forma murió cada víctima, es decir qué otros síntomas presentaron en el cuadro letal”.
Y explicó que “si tuvieron rigidez, depresión respiratoria, hipotermia o baja frecuencia cardíaca, ayuda a determinar con qué se mezcló la droga y nos acerca a una presunción diagnóstica que se ratificaría con una muestra biológica, que determinaría la sustancia”, usada en la mezcla con la cocaína.
Cabrerizo afirmó a Télam que no recuerda un caso similar, sin embargo aclaró que “la adulteración de la droga es común”.
“En este caso estaba cortada con alguna dosis que alcanzó la medida de la letalidad. La cocaína siempre está cortada para que rinda más. En este caso, evidentemente la cortaron con una sustancia que tiene una dosis letal baja. Es decir que con lo que la cortaron, por ejemplo, con algún opiáceo o estricnina, a baja dosis, puede haber provocado un paro cardíaco o respiratorio como causa de muerte”, explicó.
La profesional agregó que “el clorhidrato de cocaína puede ser adulterado con distintas sustancias como bicarbonato, talco, maicena, bicarbonato, etc. En este caso se adulteró con una sustancia más letal como puede ser la estricnina o algún opiáceo como el fentanilo”.
Como antecedentes de decesos masivos, recordó lo ocurrido con el consumo de drogas sintéticas en lo que se llamó la Tragedia de Time Warp, ocurrida en la noche del 15 y 16 de abril de 2016 en Costa Salguero, ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, durante un festival electrónico donde murieron 5 personas y decenas debieron ser hospitalizadas, entre ellas seis en terapia intensiva.
Y la intoxicación masiva con vino, ocurrida en 1993, con el consumo de dos marcas, Soy Cuyano y Mansero, que fueron adulterados con metanol y provocaron la muerte de al menos 26 personas y ceguera e invalidez a muchas otras.
Con un ánimo preventivo, Cabrerizo advirtió, que “la cocaína en sí es tóxica, y si bien el adulterante en este caso fue mortal, no hay que perder de vista que la cocaína, en sí misma, también puede provocar sobredosis que termina en muerte”.