La enfermedad puede provocar desde cuadros febriles leves hasta formas más graves.
El dengue, la enfermedad viral transmitida en América Latina principalmente por el mosquito Aedes aegypti, se manifiesta “típicamente en climas tropicales y subtropicales de todo el mundo, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas“, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El virus tiene cuatro serotipos: DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4. La infección por uno de ellos proporciona inmunidad a largo plazo contra el serotipo en cuestión e inmunidad transitoria contra los demás serotipos, y las infecciones secundarias por serotipos distintos aumentan el riesgo de sufrir síntomas graves“, señalan desde el máximo ente sanitario internacional.
En ese sentido, desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierten que “el dengue se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Es una enfermedad que afecta personas de todas las edades, con síntomas que varían entre una fiebre leve a una incapacitante, acompañado de dolor intenso de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor en músculos y articulaciones, y eritema“.
¿Cuáles son los síntomas?
El análisis de la OMS indica que la mayoría de las infecciones por dengue “sólo provocan un cuadro febril leve o ningún síntoma“. Sin embargo, la entidad sanitaria advierte que algunas personas pueden presentar “un cuadro grave con choque, hemorragias intensas o afectación grave de órganos. Esta fase suele iniciarse tras la desaparición de la fiebre y va precedida de signos de alarma como dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, hemorragia gingival, acumulación de líquidos, letargo o agitación, y hepatomegalia“.
En tanto, desde Mayo Clinic postulan que el “dengue leve puede ocasionar fiebre alta y síntomas similares a la gripe, mientras que una de las formas graves, también llamada ‘fiebre hemorrágica del dengue’, puede ocasionar sangrado intenso, descenso repentino de la presión arterial (choque) y la muerte“. En tanto, hay pacientes que, por su parte, no tienen ningún síntoma.
¿Cuánto dura el dengue?
“Es posible que cuando se presenten los síntomas se los confunda con otras enfermedades, como la gripe. Suelen comenzar de 4 a 10 días después de la picadura de un mosquito infectado. La fiebre del dengue causa una fiebre alta de 40°C y cualquiera de los siguientes signos y síntomas: dolor de cabeza; dolores musculares, óseos o articulares; náuseas; vómitos; dolor detrás de los ojos; glándulas inflamadas y sarpullido“, añaden los expertos de Mayo Clinic. Y detallan que la mayoría de las personas se recupera en el lapso aproximado de una semana.
De todas formas, desde el centro de salud estadounidense aclaran que hay “signos de advertencia que suelen comenzar uno o dos días después de que la fiebre desaparece y pueden incluir dolor intenso de estómago; vómitos persistentes; sangrado de las encías o la nariz; sangre en la orina, las heces o los vómitos; sangrado debajo de la piel, que podría tener el aspecto de un moretón (hematoma); dificultad para respirar o respiración rápida; fatiga; irritabilidad o inquietud“.
¿Cómo se debe tratar la enfermedad?
En MedlinePlus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, plantean que no existe “un medicamento específico para el dengue“. Y sugieren que la “mayoría de las personas mejoran después de más o menos una semana“. No obstante, plantean que en cualquier caso es necesario consultar a un profesional de la salud y mencionarle cualquier viaje reciente que se haya realizado (si no se trata de una zona endémica), descansar tanto como sea posible.
Asimismo, desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan “acetaminofeno (también conocido como paracetamol) para controlar la fiebre y aliviar el dolor“, al tiempo que advierten: “No dé ibuprofeno, aspirina ni medicamentos que contengan aspirina“. Por otro lado, si el paciente presenta un cuadro de dengue grave, a menudo hay que hospitalizarlo.
En esa línea, la OMS detalla: “Aunque no hay ningún tratamiento específico para el dengue, el diagnóstico precoz, la detección de los signos de alarma de dengue grave y la atención clínica adecuada y oportuna son fundamentales para reducir el riesgo de que el cuadro se agrave y pueda causar la muerte“.
¿Quiénes deben vacunarse contra el dengue?
Además de combatir al insecto vector de esta enfermedad, una de las estrategias más efectivas que muchos países han implementado, como la Unión Europea, Reino Unido y Brasil, es la vacunación preventiva contra las manifestaciones más graves de la enfermedad.
“La co-circulación de diferentes serotipos de dengue puede exponer a la población a un mayor riesgo de segundas infecciones por serotipos diferentes al de las primeras y esto puede aumentar el riesgo de formas más severas, que requieran hospitalización o que puedan ser mortales. Por eso, hacemos mucho hincapié en la necesidad del cuidado colectivo, de destruir los reservorios en donde el mosquito hembra pone los huevos infectantes, porque si evitamos los mosquitos, prevenimos el dengue. También es importante destacar el rol de la vacuna contra el dengue aprobada por ANMAT, que reduce la probabilidad de padecer formas graves y también de padecer formas sintomáticas“, indicó la infectóloga Leda Guzzi.
Actualmente, existen dos vacunas contra el dengue. La CYD-TDV (Dengvaxia, del laboratorio Sanofi Pasteur) y la TAK-003 (Qdenga, del laboratorio Takeda). Ambas están actualmente autorizadas para su uso en varios países del mundo, como la Argentina, y son vacunas con virus vivos atenuados y tetravalentes.
La TAK-003 se basa en el virus del dengue 2, al que se añade ADN de los otros tres serotipos para proteger contra cualquiera de los cuatro tipos de dengue. Su forma de administración son dos dosis que deben ser aplicadas en un intervalo de tres meses. Una de las grandes ventajas de esta inmunización es que puede aplicarse en las personas que ya hayan cursado la enfermedad, que son quienes están en riesgo de desarrollar cuadros más severos.
Qdenga está destinada para mayores de 4 años (sin límite de edad) que hayan tenido, o no, la infección. Está contraindicada en embarazadas, mujeres en período de lactancia y en pacientes con inmunocompromiso.