El Reino Unido asegura que Putin planea invadir Ucrania este miércoles

El Ministerio de Exteriores británico señala, en un inusual comunicado, a varios políticos ucranios que estarían colaborando con el servicio de inteligencia ruso.

El Ejecutivo de Boris Johnson, cuyos propios problemas internos por el escándalo de las fiestas en Downing Street durante el confinamiento han mantenido alejado de la escena internacional durante las últimas semanas, irrumpió el sábado en la crisis de Ucrania con una acusación grave, pero ambigua y confusa. “Disponemos de información que indica que el Gobierno ruso busca instalar a un líder prorruso en Kiev, mientras se plantea una invasión para ocupar Ucrania”, ha asegurado el Ministerio de Exteriores británico en un comunicado que ha querido mantener embargado hasta las 23:30, hora peninsular de España, y en el que apunta varios nombres para encabezar ese supuesto Ejecutivo títere de Moscú. Fuentes del Gobierno ucranio señalan que las personas que menciona Londres podrían no ser las más factibles, pero advierten de que la información debe tomarse en serio porque coincide con datos de sus servicios de espionaje sobre planes de complot para desestabilizar el Ejecutivo de Ucrania. Moscú ha desestimado la información, que definió como una provocación.

“El exdiputado ucranio, Yevhen Murayev, está siendo considerado como potencial candidato”, asegura el texto de Londres. No solo señala directamente a Murayev, sino que presenta además un listado de políticos de ese país que, siempre según el Ministerio de Exteriores del Reino Unido, “mantendrían vínculos con los servicios de inteligencia rusos”. Se trataría de Serhiy Arbuzov, viceprimer ministro de Ucrania entre 2010 y 2012, y primer ministro interino en 2014; Vladimir Sivkovich, exvicedirector de la Seguridad Nacional Ucraniana, y del Consejo de Defensa (RNBO, en sus siglas originales); Andriy Kluyev, viceprimer ministro entre 2010 y 2012 y jefe de Gabinete del presidente Yanukovich; y Mykola Azarov, primer ministro de Ucrania entre 2010 y 2014. “Algunas de estas personas están en contacto actualmente con los oficiales de la inteligencia rusa implicados en los planes para atacar Ucrania”, asegura el comunicado del Gobierno británico.

Aquí acaba una información que no aporta más detalles, y cuya importancia ―que no su veracidad― ha sido puesta en cuestión por analistas de política internacional. El mismo texto aporta declaraciones de la ministra de Exteriores británica, Liz Truss: “La información que hemos hecho pública arroja luz sobre la extensión de la actividad rusa diseñada para subvertir el Gobierno de Ucrania, y supone una visión interior del modo de pensar del Kremlin”. “Rusia debe desescalar [su ofensiva], poner fin a sus campañas de agresión y desinformación, y emprender la vía diplomática. Tanto el Reino Unido como sus aliados han dicho reiteradamente que cualquier incursión militar rusa en Ucrania será un enorme error estratégico con serios costes”, ha advertido la ministra británica.

El Gobierno de Johnson entra en escena con una acusación contundente que, sin embargo, genera escepticismo. “El Ministerio de Asuntos Exteriores británico parece estar confundido”, dice Murayev, el hombre al que el comunicado señala como candidato títere de Moscú para gobernar Ucrania. “Todo lo que está sucediendo ahora y que se dice sin pruebas tiene cierta ironía. Tengo prohibido entrar en Rusia donde estoy bajo sanciones desde 2018 y donde me han descrito como una amenaza para su defensa, sino que también han confiscado los bienes y el dinero de la empresa de mi padre”, asegura a este diario en un mensaje de Telegram. “Todo esto suena divertido, pero creo que alguien les tendió una trampa [a Reino Unido]”, añade.

Murayev, de 45 años, es un político prorruso propietario de un canal de televisión bajo las sanciones de Rusia desde 2018 por, asegura, su falta de sintonía con el político y empresario Viktor Medvedchuk, muy cercano al presidente ruso, Vladímir Putin, y ahora procesado judicialmente. Antiguo miembro del Partido de las Regiones, la formación prorrusa del expresdente Víktor Yanukovich, derrocado por las movilizaciones paneuropeístas de 2013 y que huyó a Rusia, fundó su propio partido, Nashi, después de escindirse del principal partido prorruso de Ucrania.

Los cuatro políticos señalados residen en Rusia, pero se han apartado del primer plano de la escena pública. Solo Azarov aparece de modo habitual en programas de televisión rusos, en los que ataca a las autoridades de Ucrania y las califica de “simpatizantes nazis”.

En Kiev, un asesor de la presidencia ucrania, Myjailo Podolyak, reconoció que había dudas sobre la figura de Murayev como supuesto líder de un Gobierno títere, pero advirtió de que en otras ocasiones Moscú ha apoyado a figuras menores y que la información británica debe tomarse en serio. Yegor Chernev, diputado de Servidor del Pueblo (el partido del Gobierno) y presidente de la delegación permanente de Ucrania ante la OTAN, avisa de la existencia de una “quinta columna” en Ucrania. “Quizá es nuevo para nosotros que Rusia vea a Murayev como un líder, porque no está en las filas del partido prorruso más relevante, pero entendemos que Moscú busca desestabilizar al Gobierno dentro de Ucrania con todas las herramientas a su alcance”, dice Chernev.

Rusia acusó al Reino Unido de desinformar y rechazó que pretenda instalar un líder prorruso en Kiev. Bajo el título Desinformación que circula, el Ministerio de Exteriores ruso publicó la madrugada de este domingo un mensaje en Twitter para acusar a “las naciones anglosajonas” de “intensificar las tensiones” sobre Ucrania. “Instamos al Foreign Office a que deje de difundir tonterías”, concluye el breve mensaje del departamento dirigido por Serguéi Lavrov.

Londres ha sostenido en el tiempo, ya desde el anterior Gobierno conservador de Theresa May, una línea especialmente dura contra Moscú. El intento de asesinato del agente doble Serguéi Skripal y de su hija Yulia en territorio británico (en la localidad de Salisbury) por dos agentes rusos, con el agente nervioso novichok, provocó una seria crisis diplomática que acabó con la expulsión del Reino Unido de muchos funcionarios de la Embajada rusa. El Gobierno de Johnson ha señalado con especial énfasis la amenaza que supone el Gobierno de Vladímir Putin en su último documento de Estrategia Nacional de Seguridad.