Las intimidaciones ocurrieron esta mañana y todas resultaron falsas.
Un llamado al 911 sacudió la atención del mundo judicial en esta madrugada de feriado. Es que esta mañana se registraron amenazas de bomba que aseguraban que había explosivos en los edificios del Palacio de Tribunales, donde funciona la sede de la Corte Suprema de Justicia; de Comodoro Py 2002, vidriera de la justicia federal; y el edificio Libertad de la Marina, donde funcionan distintas dependencias judiciales.
La voz anónima era masculina. Decía ser “el Jefe de Montoneros” y avisaba que “colocaría una bomba” en el edificio de la Corte, Comodoro Py y en el edificio Libertad, señala el reporte policial que describió los hechos. La llamada se hizo desde un lugar de la provincia de Buenos Aires.
El llamado alertó el protocolo de seguridad. Agentes de inspección de la Brigada de Explosivos de la Policía Federal inspeccionaron el edificio del Palacio, en la calle Talcahuano 550, junto a la división Canes de Búsqueda y Detección, con resultado negativo. Lo mismo se repitió en las instalaciones de Comodoro Py 2002 y en el de la Marina.
El juez Julián Ercolini, a cargo del juzgado federal 11 interinamente, y el fiscal Eduardo Taiano, estaban de turno policial al momento de los hechos y fueron informados de las novedades. Ahora, la Justicia iniciará una investigación para saber quién estuvo detrás del llamado amenazante.
A instancias del presidente de la Cámara Federal de Casación Penal Alejandro Slokar, el edificio de Comodoro Py ya había reforzado su seguridad esta semana, de cara a la sentencia que estaba por impartirse en la causa de Vialidad.
Allí Cristina Fernández fue condena a seis años de prisión por administración fraudulenta y quedó inhabilitada para ocupar cargos públicos. La definición de ese juicio generó un estado de alerta a raíz de las advertencias de movilizaciones al edificio. Hubo un fuerte clima de tensión en el edificio ante la incógnita de lo que podía suceder. Finalmente, la Cámpora decidió no movilizarse. En rigor, ese día, bajo un calor infernal, solo hubo un grupo de 700 personas. Algunos intentaron voltear las vallas al momento de escuchar el veredicto, pero todo fue controlado rápidamente.
Precisamente, ese protocolo de seguridad no se había desactivado cuando se registró esa amenaza de bomba durante la madrugada. No obstante, se procedió a las verificaciones en las instalaciones que, durante un feriado, estaban casi despobladas, con más personal presencia policial que de empleados o magistrados.