La idea de Caputo, ya se ha visto en Argentina, y fue De la Rúa quien apeló a esta herramienta antes del final de su mandato.
El proceso de renegociación de la deuda debe remontarse al mal llamado Blindaje (2000) y al Megacanje (2001) llevados adelante por el gobierno de la Alianza, con el estricto seguimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ambos planes fueron presentados por los funcionarios de entonces como “salvatajes”, pero resultaron un gran negocio para bancos, financistas y las ex AFJP. Los protagonistas principales fueron José Luis Machinea, Domingo Cavallo, Daniel Marx y Federico Sturzenegger.
El Blindaje fue el nombre utilizado por el ex presidente Fernando de la Rúa y Machinea para anunciar que el gobierno recibiría un préstamo de 40.000 millones de dólares para “blindar” la economía maltrecha y “prevenir el desempleo y la crisis social”.
Así fue explicado, incluso, por los principales medios de comunicación. El acuerdo incluía la participación de los bancos privados, AFJP, FMI, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros. El dinero recibido tenía por objetivo pagar vencimientos de deuda con más deuda, lo que la Presidenta describió como una “bicicleta financiera”.
Los consultores y economistas de Gobierno aseguraban que ese mecanismo desataría una lluvia de inversiones externas que vendrían hacia Argentina. El generoso préstamo tenía otros condicionantes, como por ejemplo la eliminación de la prestación básica universal, el aumento de la edad jubilatoria y una fuerte reducción del gasto público. Los tecnicismos utilizados fueron “metas fiscales”, “ahorro público”, “racionalización del gasto”, “eficientizar el Estado”.
Así llegó el Megacanje. Fue una operación financiera realizada en 2001, que consistió en postergar los vencimientos de diversas deudas, de alrededor de 20.000 millones de dólares, por tres años.
La propuesta consistía en canjear 46 tipos distintos de bonos de deuda soberana por 5 bonos, con vencimientos hasta el año 2031. Sin embargo, la operación aumentó la deuda en un volumen exponencial. Entre onerosos intereses, comisiones y demás, la pericia realizada y las posteriores denuncias establecieron un incremento de la deuda en al menos 55.000 millones de dólares.
El Blindaje y el Megacanje causaron un aumento del endeudamiento externo. Con posterioridad al Megacanje, la deuda externa aumentaría hasta los 88.000 millones de dólares y alcanzaría 102.000 millones de dólares. Por su parte, los intereses de la deuda treparían de 82.300 millones de dólares hasta los 120.700 millones de dólares.
El peritaje de la causa judicial por el Megacanje realizado por el experto en ingeniería financiera Moises Resnick Brenner sostiene que el país sufrió un perjuicio valuado en 55.000 millones de dólares. Siete fueron los bancos implicados en esta fenomenal estafa, y obtuvieron 150 millones de dólares en comisiones.
Los bancos eran: Banco Francés, Santander Central Hispano, Galicia, Citigroup, HSBC, JP Morgan y Credit Suisse First Boston. El ideólogo, David Mulford, cobraría en carácter de comisiones 20 millones de dólares. Los bancos y las AFJPs aportaban al canje títulos por valor total 27.000 millones de dólares para ser canjeados por los nuevos papeles de deuda del país. Sin embargo, 20.000 de esos 27.000 millones de dólares ya estaban en la cartera de los bancos y las AFJPs.
Ni el Blindaje ni el Megacanje resolvieron los problemas económicos de la Argentina. De hecho, los empeoraron, y llevaron al país al mayor default de la historia en el mundo, con resultados catastróficos para la situación social.
Tanto Cavallo como De la Rúa fueron procesados por el Megacanje, al igual que otros exfuncionarios. Finalmente, tras varias instancias judiciales fueron sobreseídos.