En el primer minuto de operaciones del mercado las posturas de venta aparecieron a $353,05, poniendo fin a noventa días de congelamiento del tipo de cambio mayorista. El minorista llegó a $368,50 en el Banco Nación.
Este miércoles el dólar oficial volvió a un régimen de mini devaluaciones diarias. Ayer se cumplieron tres meses desde la devaluación del 17% aplicada al peso argentino en el mercado oficial, una medida tomada el día posterior a las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto. Este ajuste, que se produjo en un contexto de alta tensión financiera, fue una respuesta del Gobierno para mitigar la presión sobre las reservas internacionales que enfrentaba diariamente el Banco Central. En aquel momento, se estableció un precio fijo de $350 por dólar en el mercado mayorista, una medida temporal cuya finalización se había programado para el día de hoy. Pasadas las 10 de la mañana, el congelamiento llegó a su fin.
Según operadores, en la primera postura del día en el mercado el dólar mayorista se ofreció a $353,05 en la punta vendedora, casi tres pesos por encima de su precio de ayer. Es un avance muy pequeño, de menos del 1%. Las operaciones minoristas afectan a los precios del billete minorista y, con ella, al dólar turista y para ahorro. Es el que se aplica, sin ir más lejos, a los resúmenes de tarjetas de crédito que venzan a partir de ahora.
En su momento, la decisión de subir 22% el dólar mayorista el 14 de agosto para luego congelarlo en $350 buscó estabilizar la economía en un momento crítico. Sin embargo, este congelamiento no era una solución a largo plazo, y su fecha de caducidad se estableció para el 15 de noviembre. Fuentes oficiales confirmaron ayer que, a partir de hoy, el dólar oficial comenzará a experimentar movimientos. “El ajuste será del 3% hasta fin de mes, equivalente a 3 pesos a partir de mañana. Es un cambio simple que representa aproximadamente el 1%”, prometieron.
La fecha no fue arbitraria, sino que surgió de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La política económica liderada por Sergio Massa, actual ministro y a la vez candidato presidencial, se desvió significativamente de las directrices del FMI. Las metas de reservas y déficit se incumplieron considerablemente, y las metas monetarias se cumplen solo en términos formales. Esta divergencia ha generado cierto descontento en Washington, y el ajuste cambiario se percibe como una concesión mínima del ministro para mantener una relación cordial con el fondo, especialmente en vista de las próximas elecciones presidenciales.
“Tiene que ver con los vencimientos que hay diciembre, enero y febrero. Está la séptima revisión en el aire, tendríamos que haber tenido noticias en 10 de noviembre pero no pasó nada. No hubo misión del Fondo, nada. Pero hay más de USD 5.000 millones en vencimientos entre el propio FMI, organismos internacionales y los intereses de los Bonares. Y sin desembolso del FMI no hay con qué pagarlos”, dijo Gabriel Caamaño de Outlier.
“El Gobierno está haciendo lo mínimo posible para no terminar de detonar la relación con el FMI y esto sólo sirve como gesto en ese sentido, no va a tener mucho más impacto”, concluyó.
Gabriel Rubinstein, secretario de Política Económica, fue quien reveló la fecha del ajuste hace casi un mes. En ese momento, había especulaciones sobre una posible nueva suba del dólar oficial después de las elecciones generales del 22 de octubre. “El dólar oficial se mantendrá en 350 pesos el 23 de octubre. A partir del 15 de noviembre, se aplicará un crawling peg del 3% mensual”, anunció Rubinstein en redes sociales.
A medida que se acercaba la fecha acordada, la confianza mostrada por los funcionarios de Economía y del Banco Central comenzó a debilitarse. Un crawling peg del 3% mensual, que permite que el dólar aumente un 3% cada 30 días a través de pequeñas devaluaciones diarias, parece insuficiente para alterar significativamente el panorama cambiario. La inflación de octubre alcanzó el 8,3%, casi el triple de lo que se espera que se mueva el dólar mayorista. Además, durante los tres meses de congelamiento, se registraron dos meses consecutivos con una inflación superior al 12%.
El atraso del dólar oficial en este período fue notable. Utilizando el índice UVA para medir el incremento necesario en la divisa en el mercado cambiario mayorista, solo para seguir el ritmo de la inflación general, se observa que la inflación acumuló un avance del 35% entre el 14 de agosto y el 15 de noviembre. Para retomar el nivel de 350 pesos por dólar del día posterior a las PASO, el dólar mayorista debería situarse en 473 pesos para la venta cuando abra el mercado este miércoles.
Así, la pauta del 3% mensual tendrá una modificación respecto de los planes originales. Será un 3% de avance de acá al cierre de noviembre, dijeron fuentes oficiales. Es una tasa de avance diario más rápida que un tres por ciento mensual.
La semana pasada, Massa aclaró que no se producirá un aumento abrupto. “Hay un acuerdo con el FMI que establece que el ajuste comienza el 15 de noviembre”, afirmó. Además, reveló que el primer día del ajuste implicará un incremento de tres pesos, desmintiendo especulaciones sobre el futuro del dólar.
Entre funcionarios y economistas surge la pregunta: ¿Cuál es el propósito de introducir cambios en el mercado cambiario justo antes de las elecciones, si un aumento de tres pesos tiene un impacto limitado en el atraso del dólar y en la presión sobre las reservas del Banco Central? No parece haber una gran diferencia entre iniciar el crawling peg ahora o después de las elecciones.
Así es que economistas y operadores toman nota del nuevo régimen cambiario de transición en lápiz. Apenas en borrador. La cercanía con el balotaje del próximo domingo hace que el resultado de las urnas pueda ser mucho más determinante para el mercado cambiario que este pequeño cambio a último momento.
Sebastián Menescaldi, de EcoGo, comentó: “Está claro que no pueden mantener el dólar a 350 pesos. Pero un crawling peg del 3% tampoco es suficiente. Lo que ocurra esta semana será irrelevante. Todo dependerá de lo que suceda después de las elecciones”.
La expectativa general es que se establezca un esquema de transición, que podría comenzar este miércoles o el próximo lunes, pero que no tendrá un impacto significativo. Se contempla un deslizamiento del dólar que acompañe a la inflación, aunque a un ritmo ligeramente inferior.
El resultado de las elecciones y las primeras declaraciones del ganador serán cruciales para determinar el rumbo económico del país. “Con esta brecha y con este tipo de cambio atrasado, el sistema no funciona. Los importadores se llevan los dólares, y los exportadores no tienen incentivos para liquidar. Esto va a ser transitorio hasta que alguien tome decisiones el 10 de diciembre”, concluyó Menescaldi.