Tras su paso por el Foro de Davos, Javier Milei regresó al país con el apuro de sancionar la Ley Ómnibus

El presidente monitoreó las negociaciones con la oposición durante su viaje a Suiza y se prepara para una semana complicada por el paro de la CGT, la inestabilidad de los mercados y la batalla judicial del DNU en la Corte Suprema.

Javier Milei aterrizó en Ezeiza a las 8.14 de la mañana, tras un viaje apenas accidentado por una demora de 45 minutos en la escala de Zurich que mereció un operativo especial de la policía alemana para evitar que el Presidente y su comitiva perdieran el avión que finalmente los trajo desde Frankfurt a Buenos Aires.

El mínimo incidente en la travesía del jefe de Estado exhibió el carácter de Karina Milei, la secretaría General de la Presidencia. El avión de Lufthansa aterrizó anoche en Frankfurt cuando el jefe de Estado y la delegación oficial ya tenían que estar en otra nave para decolar rumbo a Ezeiza.

Frente al inesperado problema, Lufthansa, la embajada argentina en Alemania y la policía local lograron estacionar una minivan frente a la puerta del avión para trasladar sin demora al presidente y su comitiva.

Milei asume que será una semana compleja ante el paro de la CGT, la oscilación en los tipo de cambio y la discusión en laberinto que tiene encerrada a la Ley ómnibus. Son tres frentes abiertos con distintas soluciones que el presidente analiza junto a Posse y Caputo.

La Casa Rosada no hará nada para que la central obrera levante el paro, y en la comitiva restaron importancia a una proclama política en contra de la Ley ómnibus y el DNU que firmaron Axel Kicillof y Máximo Kirchner, entre otros dirigentes de la oposición.

Milei está en las antípodas ideológicas de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, pero con la CGT y el peronismo aplica el concepto básico que sedujo a Néstor Kirchner y Cristina: designar al enemigo político y polarizar a la sociedad.

Se trata de una batalla política con final incierto. Si Milei aplaca la inestabilidad de los mercados, aprueba la ley ómnibus y la Corte no voltea el DNU, la presión de los dirigentes gremiales, la Cámpora y el peronismo remanente será sólo un acto reflejo.

En cambio, si la ley ómnibus se transforma en una iniciativa Frankenstein por las reformas negociadas y la Corte dicta la inconstitucionalidad del Decreto de Necesidad y Urgencia, los mercados responderán a la derrota del Gobierno y el peronismo volverá al centro del tablero.

Y poco importará el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Casa Blanca y los inversores y banqueros que aplaudieron a Milei en el Foro Económico de Davos. Para la oposición, ya terminó “La Luna de Miel de los Cien Días” y la disputa política será en las calles, el Congreso y el Cuarto Piso de Tribunales.