Muchos conductores cambiaron de cobertura y recurrieron a una contra terceros. Los talleres deben actualizar sus presupuestos por la demora en conseguir repuestos.
“La gente está ajustando sus gastos. Muchos clientes han dejado un seguro de riesgo total y ha decidido tomar un seguro contra terceros completo. Otros bajan la franquicia y se mantienen en el seguro de riesgo total. Preveíamos que algo así podía suceder, pero está un poco peor de lo imaginado. El teléfono suena poco”. Con esta descripción del mercado, un bróker de seguros analiza el escenario del mercado luego de dos meses con inflación de dos dígitos y su impacto en los costos asociados al de solo comprar o cargar combustible a un automóvil.
“Si bien la gente sabe que ante un choque el costo de reparaciones es monstruoso, muy caro, y probablemente no lo puedan pagar, la decisión de bajarse a un seguro contra terceros completo es una de las primeras cosas que históricamente hacen cuando la economía se complica como en este momento”, aseguró otro asesor de seguros.
Hasta hace un par de meses, un auto nacional mediano promedio pagaba una póliza de seguro contra terceros completo entre $15.000 y $17.000. Hoy, ese mismo seguro puede costar entre $25.000 y $30.000, según la suma asegurada, siempre dentro del grupo de compañías de buena reputación del mercado. Un seguro contra todo riesgo con una franquicia baja pasó de $25.000 a casi $50.000. Además, se están registrando más rechazos de débito automático en el pago de la cuota, según comentan del sector.
La actualización de los autos 0km impulsó el aumento de precio de los autos usados también, por lo que las sumas aseguradas y las pólizas de seguro aumentaron en la misma proporción para todo tipo de automóviles. El aumento promedio está cerca del 30% entre septiembre y octubre según el explican los ejecutivos de las aseguradoras.
Pero no se trata solamente del costo de las pólizas la problemática que enfrentan las compañías de seguros. Hay un faltante de repuestos muy grande y preocupante. Quedan autos en proceso de reparación, desarmados y detenidos, y el problema se duplica porque el taller necesita el espacio físico para tomar otros trabajos. Ante esta situación, hay una recotización del costo de reparación, lo que implica que hay que hacer todo el presupuesto nuevamente y las compañías de seguros las tiene que aprobar. La otra opción es salir a comprar repuestos con sobreprecio, si es que se consiguen, y ahí se corre el riesgo de comprar repuestos de mala calidad que no encastran correctamente con el automóvil, de modo tal que el aumento es por partida doble y el auto queda mal reparado.
Las actualizaciones de las sumas aseguradas ahora son cada dos o tres meses, porque los precios suben y si no lo actualizas, los bienes quedan infra asegurados, y eso es un problema si hay un siniestro. Toda la situación tiene una influencia en el mercado asegurador, y ante la desesperación de la gente por tener un seguro más económico, aparecen ofertas tentadoras pero peligrosas.
“Hay una guerra de precios, pero lo que no te cobran de un lado lo pagás de algún te lo van a sacar por otro. Tenés alternativas más accesibles, compañías de segunda línea, pero se asume un riesgo muy grande operando con ellas. Hace poco, en un siniestro de mucho mayor valor, una compañía tenía que pagar al damnificado por un choque de su asegurado el monto restante de la franquicia, que era de $87.000. Le ofrecieron sólo $17.000 y para cobrar a 90 días. Estas cosas también pasan si la compañía no es seria. Pero el problema es que la gente desconoce que si contrata una compañía que no tiene el respaldo apropiado, si ante un choque el seguro va a pagarle al perjudicado lo que corresponde, esa persona va a accionar penalmente contra la aseguradora pero también contra el titular del vehículo que contrató esa póliza”, comenta otro asesor de seguros.