El gobernador de Córdoba ratificó su intención de ser presidente de la Nación.
El gobernador Juan Schiaretti publicó una carta abierta a todos los argentinos para reafirmar su intención de ser presidente de la Nación. La difusión la realizó a dos días de la elección de la que todavía no hay un escrutinio provisorio confirmado.
Según trascendió, el plan era mostrarse con Martín Llaryora en un eventual festejo, pero la situación se demoró y el mandatario se negó a subir al escenario y no pudo mostrarse con Florencio Randazzo, su compañero de fórmula que estaba en el lugar.
La carta estaba preparada para el lunes por la mañana después del resultado provincial, que fue más ajustado de lo esperado, y con inconvenientes en el recuento provisorio.
Por ahora, no habrá un acto puntual de lanzamiento de campaña y Schiaretti comenzará a dar entrevistas una vez que esté el escrutinio definitivo.
La carta completa
Me gustaría dirigirme a ustedes en un momento diferente. Me gustaría poder hablarles desde la Argentina que soñaron nuestros abuelos y nuestros padres. La Argentina que nos llenaba de orgullo por la calidad de su sistema educativo, por su floreciente clase media, por el dinamismo de su campo y sus industrias. Me gustaría poder hablarles desde una Argentina en donde la clase política nacional esté a la altura de las realizaciones de su sociedad, y en donde las realizaciones de su sociedad no sean archipiélagos aislados, logros individuales, sino un vasto ecosistema de talentos, creatividad, colaboración e innovación.
Me toca hacerlo en un contexto muy diferente. Una larga crisis que ya acumula 12 años de destrucción de nuestras capacidades y nuestra autoestima. Una nueva década pérdida que nos está devorando como país y como nación.
La inflación en Argentina ha vuelto a superar los tres dígitos, la más alta desde 1991. El 66% de nuestros niños son pobres. En términos reales, el producto bruto por habitante en Argentina es hoy casi el mismo que en 1974. En América del Sur, Argentina tiene la tasa de natalidad empresarial más baja y la tasa de mortalidad empresarial más alta de la región. La calidad educativa de nuestro país ha sufrido un deterioro persistente. En este océano de fracasos colectivos, han encontrado terreno fértil actividades delictivas como el narcotráfico y el crimen organizado, que carcomen los cimientos civilizatorios y las capacidades estatales en amplios territorios nacionales.
Ante semejante escenario de descomposición, tenemos la obligación moral y política de actuar. Las horas más oscuras de una nación, son las que más liderazgo y compromiso demandan de su dirigencia política. No podemos seguir derramando lágrimas y diagnósticos impotentes en este desierto de acción. Soy de los que creen que las crisis no son una excusa. Son una interpelación.
También creo, que para fundar una política que recupere la capacidad de producir orden, desarrollo y progreso, tenemos que salir de la lógica que prima en Argentina desde 2008. Del conflicto con el campo hacia acá, la Argentina solo parió males. Familias y amigos divididos. Geografías partidas. Un país a la deriva. La identidad en estos años de grieta se convirtió en una cárcel que nos ha arrebatada el horizonte estratégico y práctico indispensable para que nuestro país se ponga de pie. Por ello, sostengo que la salida no es ni puede ser profundizar esta lógica del antagonismo, la impotencia y la autodestrucción. La salida no son los extremismos. Los extremismos sólo pueden conducirnos a más crisis y más destrucción del capital económico, social y humano del país. Ninguna nación sale de un pozo cavando.
Soy parte de una generación que en mi provincia intentó un camino alternativo en estos últimos 23 años. Lo hicimos desde el ejercicio de un liderazgo político pluralista y un Estado moderno, buscando siempre a partir del diálogo y la planificación, generar las mejores condiciones para que losempresarios cordobeses puedan competir, innovar e internacionalizarse. Porque tenemos claro, que en una economía dinámica es el único camino posible para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.
Al llegar a nuestro primer gobierno, allá por 1999, bajamos un 30% los impuestos provinciales y creamos el primer polo de software de la Argentina. Esas dos decisiones fundacionales, nos permitieron que hoy Córdoba sea uno de los principales productores de alta tecnología del país, con más de 600 empresas tecnológicas y 16.500 puestos de trabajo de calidad. Para acompañar este proceso, creamos en 2014, las Escuelas PROA: escuelas públicas modelo en innovación educativa, que forman jóvenes especializados en desarrollo de software y en biotecnología. Tenemos ya 40 escuelas funcionando a lo largo de la provincia yestamos inaugurando 32 nuevos establecimientos.
Para nuestro Gobierno, la mejor política social es la educación. Trabajamos para consolidar a Córdoba como líder mundial en bioeconomía: producimos el 70% del bioetanol de la Argentina y logramos, con el esfuerzo denodado de nuestros productores agropecuarios, que Córdoba sea la principal productora de maíz, maní y soja de la Argentina. En 2015 iniciamos el proyecto de infraestructura más ambicioso de la democracia cordobesa: el Plan Quinquenal de Infraestructura Gasífera. Logramos construir una red 2.801 kilómetros de cañerías para darle la posibilidad de conectarse a la red de gas natural al 98% de los cordobeses. En 2022 lanzamos el Plan Conectividad Córdoba, que nos ha permitido, en paralelo al tendido de la red de gas, llevar fibra óptica a todo el territorio provincial. Finalmente, desde 2015 a esta parte llevamos adelante un plan récord de obras viales, entre las que destacan la nueva traza del Camino de las Altas Cumbres y la Circunvalación de la Ciudad de Córdoba.
Todos estos ambiciosos planes de infraestructura, los ejecutamos con las cuentas públicas ordenadas. No son esfuerzos caprichosos. Son condiciones indispensables para seguir potenciando la productividad de nuestro sector privado y la calidad de vida de los habitantes mediterráneos. Soy Gobernador de una provincia dinámica que se levantó a partir de entender el valor del trabajo y el esfuerzo. Pero soy consciente, que, la Argentina no termina en la General Paz ni en los límites de la Provincia de Córdoba. No bastamos. En todo caso, este es un pequeño paso que sirve para demostrar de lo que somos capaces como país.
Por ello, quiero convocarlos a una causa patriótica y federal. Con coraje y audacia. Pero también con innovación y creatividad. Los convoco a que dejemos de administrar la decadencia y desarmemos para siempre esta crisis eterna. Tengo el convencimiento, de que estamos atravesando un momento histórico decisivo. O nos levantamos y construimos una Argentina a la altura de nuestra historia y nuestras aspiraciones, o la Argentina de nuestro hijos y nietos será una pesadilla de la que ya no podremos despertar. En este marco, he decidido ser candidato a Presidente de la Nación.
No quiero ser el Presidente de una nueva facción o de una nueva frustración. No vengo a proponerles una interna más. El plan de Schiaretti era mostrarse con Llaryora en un eventual festejo por la victoria en las elecciones provinciales. Como el escrutio provisorio se demoró, el gobernador se negó a subir a festejar (esa fue la disciplina con Llaryora que se vio en un vídeo) y no pudo mostrarse con Randazzo, su compañero de fórmula. Precisamente, el plan era publicar esta carta el lunes por la mañana, después del triunfo provincial, que fue más ajustado de lo esperado, y con inconvenientes en el recuento provisorio. Por ahora, no habrá un acto puntual de lanzamiento de la campaña nacional. Schiaretti comenzará a dar entrevistas, pero una vez que esté el escrutinio definitivo en la provincia.
Quiero ser enfático. No puedo solo. La magnitud de la tarea que nuestra patria demanda requiere de una nueva mayoría de hombres y mujeres, que, espalda con espalda, sin mezquindades ni sectarismos, pueda cambiar Argentina para siempre. El lugar de origen es menos importante que el lugar de destino. Mi carta es un llamamiento nacional y federal. Estoy convencido que somos la inmensa mayoría los que queremos una Argentina normal. Estoy convencido que podemos unirnos a partir de un nuevo espíritu que funde una época basada en los valores del mérito, la paz, la austeridad, el trabajo, la producción y el federalismo. Estoy convencido de que es tiempo de dejar de hablar y hacer. Tenemos una gran oportunidad. Ser capaces de construir, en paz y en unidad, el país que nos merecemos.
Juan Schiaretti