“De chica me crie en la indigencia y comía salteado (…) Nunca pensé que a mi vejez iba a comer igual”, dijo la mujer entre lágrimas.
En las últimas horas, se viralizó un video con el conmovedor testimonio de una jubilada que aseguró, angustiada, que debido a sus escasos haberes pasa hambre como cuando era niña y vivía en la indigencia.
La mujer habló de su situación económica y reflejó las dificultades que tiene que atravesar para poder sobrellevar el día a día durante un informe presentado el lunes por el programa GPS, del canal A24. Su testimonio generó empatía, emoción, ira y hasta indignación.
“Soy jubilada y cobro la mínima de autónomos, que no llegó a 40 mil pesos. Estoy entre los 37 y 38 mil”, explicó la señora en la mitad de la entrevista.
Efectivamente, en la actualidad el haber mínimo para los jubilados y pensionados es de $37.525. Se espera que en agosto, al menos un millón de esos beneficiarios, reciban un incremento de $1.712.
“Vivo sufriendo privaciones, midiendo, buscando los precios. No compro marcas. Compro lo más barato. En los primeros días que cobro, cubro las cuentas básicas, el gas, la luz, el teléfono de línea y trato de mantenerlo”, completó la mujer.
“No tengo nada de tecnología. No tengo cable, no tengo televisión. Nada de eso, es todo de lo que una se puede privar”, continuo.
Ante esa situación muy delicada que la mujer transmitía, la periodista le consultó por su acceso a la alimentación y la jubilada brindó un emotivo relato sobre su triste realidad.
“Yo soy provinciana y me crie en la indigencia, en la pobreza. Comía salteado, una vez por día. A la noche, algo, un mate cocido con pan”, afirmó.
Y completó entre lágrimas: “Yo nunca creí que a mi vejez iba a volver a comer como cuando era chica. O sea, tuve un comienzo de vida terrible y un final terrible”.
Una vez que el testimonio salió a la luz, el clip con las palabras de la señora comenzó a aparecer en todas las redes sociales. Al mismo tiempo, se produjo una ola de mensajes de apoyo y de ofrecimientos de ayuda, para que la mujer al menos pueda alimentarse de una manera digna en sus últimos años de vida.