El oficialismo está contando los porotos, pero la Cámara alta es un terreno hostil para el oficialismo.
La Cámara de Senadores es un terreno hostil para La Libertad Avanza. Sus dichos respecto a los legisladores hicieron mella en cualquier tipo de conversación que se puede plantear. A esto se le suma que hay varios que no responden políticamente a sus gobernadores, lo que dificulta el trabajo del ministro del Interior, Guillermo Francos, para lograr una línea de acción en concordancia entre las provincias y sus representantes que pueda permitir un recorrido de la Ley Bases y del paquete fiscal más tranquilo y en concordancia con lo que sucedió en Diputados, donde hasta consiguieron votos de algunos ediles de Unión por la Patria.
Con una marcada minoría en la Cámara Alta, el oficialismo debe apostar no sólo a los “socios políticos” sino al trabajo de los gobernadores. El problema que se presenta es que los cambios sucedidos en las últimas elecciones “desacoplaron” a los jefes de los estados provinciales con sus senadores. Por lo menos desde el posicionamiento político.
Un ejemplo de esto es lo que sucede en Salta, donde el gobernador “massista” Gustavo Saenz mandó a sus diputados que están en el bloque de UP a votar con el oficialismo, cosa que hicieron. En el Senado, los dos legisladores peronistas ya avisaron que votarán en contra a las normas en general.
En este contexto hay, por lo menos hasta hoy, nueve senadores que están en duda respecto de cómo van a votar en general ambos proyectos de ley -la cantidad crece cuando se pregunta en particular-.
Las dudas respecto a qué posicionamiento tendrán recae en los senadores peronistas de Unidad Federal Carlos Espínola (Entre Ríos) y Edgardo Kueider (Corrientes), la chubutense Edith Terenzi de Cambio Federal, los misioneros del Frente Renovador de la Concordia Social Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, los radicales Pablo Blanco (Tierra del Fuego) y Martín Lousteau (CABA), y José Carambia y Natalia Gadano de Alianza por Santa Cruz.
En la Cámara Alta – en donde en cada uno de los despachos en donde hay un asesor se hace un poroteo – aparece una lista similar.
Las razones por las que cada uno se podría llegar a oponer son variadas. Tampoco un apoyo en general se traduce necesariamente en aval la hora de votar en particular. Ni siquiera la procedencia de cada uno plantea los por qué de cada decisión.
Espínola y Kueider llegaron a la Cámara de la mano del kirchnerismo pero luego armaron un bloque propio por cortocircuitos con Cristina Kirchner. Se muestran cercanos a ese espacio pero no suelen adelantar posiciones y no “juegan” en línea con los gobernadores de sus provincias.
Los radicales Blanco y Lousteau marcaron un precedente en la votación del DNU. En ese momento, el legislador fueguino y el presidente de la UCR se desmarcaron del resto del bloque y votaron en contra del mega decreto 70/23.
Por el lado de los santacruceños el camino es el mismo. Aún no tienen un posicionamiento claro y la vuelta del Impuesto a las Ganancias es un impedimento, aunque el régimen impositivo para grandes inversiones (RIGI) es de interés de la zona. Algo similar sucede con la chubutense Terenzi.
Unos que no dieron pistas son los misioneros. Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, quienes se mantienen en silencio. Sin embargo el jefe provincial, Hugo Passalacqua abrió las sesiones de la legislatura local y llamó a “no entorpecer el camino del Gobierno”.
Carambia y Gadano de Alianza por Santa Cruz son una incógnita todavía en la Cámara Alta. En diputados esta fuerza política votó dividida así que tampoco marcaron un precedente a seguir.
Estos nueve votos son los que se disputan Unión por la Patria y La Libertad Avanza. Por lo menos para pasar el primer filtro que es la votación en general.
El kirchnerismo tiene 33 senadores con los que necesita pescar 4 de 9 para poder imponerse. Por el lado de La Libertad Avanza, que cuenta con solo 7 legisladores, estaría confirmado el acompañamiento en general por parte del PRO (6), Juntos Somos Río Negro (1), Cambio Federal (2), Juntos Somos Río Negro (1), Por la Justicia Social (1), Unidad Federal (1) y la Unión Cívica Radical (11).
En este esquema, el oficialismo juntaría 30 votos por lo que necesitaría pescar 7 de 9 de los que están aún sin decidir para poder lograr una aprobación en general de ambos proyectos. Para la votación es particular todo puede cambiar, tanto que muchos creen que ambos proyectos están destinados a regresar a Diputados con modificaciones.