¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
En enero del 2022, los derechos del clásico de Alan Alexander Milne que tuvo muchas adaptaciones de Disney, Winnie The Pooh, quedaron liberados. El director, guionista y productor Frake-Watefield se apuraró con el negocio y esbozó un argumento cuadrado, que no explotó ninguna posibilidad de ir del cuento infantil al terror y se concentró con un presupuesto mínimo a armar esta peli que puede convertirse en fenómeno, pero no por sus cualidades sino porque dicen que con 100.000 dólares la hizo y ya recaudo casi cuatro millones verdes. Cierto o no, ese será su único mérito.
Para los amantes del terror, una película olvidable: Un chico abandona en el bosque a sus peluches, entonces Pooh y Piglet, con hambre y frío, se comen a Igor y se transforman en entes del mal. Dos humanos con mascaras que matan con ahínco y poca originalidad para el destripe y la sangre, sin una pizca de originalidad.
Los personajes, ¿qué personajes?, son un grupo de clichés con patas y en todo momento sabés lo que le va a pasar. Cristopher Robin (el abandónico) y su novia son más planos que una baldosa. El grupo de “milipilis” protagonistas son todas iguales: un par de chicas bellas para llamar la atención.
Los villanos, ¿qué creén que voy a preguntar? Winnie Pooh es un chabón con una panza más falsa que la relación de Kylo Ren y Rey en Star Wars, con una máscara que apenas muestra expresiones faciales y con una personalidad de la que no se puede hablar porque no dice nada en toda la película. Piglet es lo mismo, pero no suma ni dos minutos en pantalla.
Personajes nulos, un guión malisímo y villanos qué solo destacan por ser Winnie Pooh y Piglet. La verdad, no sé atrevan a perder el tiempo. Pero si los come la curiosidad y quieren matar sus neuronas, mirenla y después me cuentan. El que avisa, no traiciona.
CALIFICACIÓN: 💩