¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
Ya el título de “Recuerdos mortales” nos invita a pensar que hay una intriga, que enseguida tiene una pista. El protagonista, el siempre carismático Russell Crowe (aunque devaluado últimamente por sus participaciones en Thor: amor y trueno, Rescate Imposible o Kraven), padece de una pérdida de memoria severa, pero se ha sometido a un tratamiento experimental. La doctora le indica nada de alcohol y armar rompecabezas. Él cumple en su solitario departamento lleno de carteles que le “recuerdan” lo elemental: su nombre, para que sirve la heladera, cómo alimentarse y cómo vestirse. Una suerte de “Memento”.
Enseguida llega un entretenimiento mejor: lo contacta una asociación que defiende a presos con sentencia de muerte. El protagonista fue uno de los policías que ayudó a su detención, pero cuando entrevista al condenado, siente que es sincero en proclamar su inocencia. A partir de allí, comienza una trama llena de vueltas de tuerca que se complican una y otra vez, entre triángulos amorosos, excombatientes de Irak, una mujer más que enigmática, un excompañero de la policía y evidencia que surge y se anula una y otra vez, hasta el imprevisible final.
Entre muertos y sangre, tanta complicación abruma. Pero hay que reconocer que, aunque fatigosa, no se puede dejar de ver. Acompañan Karen Guillian Martin Csokas, Thomas M. Wright, Harry Greenwood y Tommy Flanagan.
CALIFICACIÓN: ↗️↗️↗️