¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
Bienvenida sea esta historia políticamente incorrecta, en tiempos de tanto “cuidado”, dónde el humor tiene que ser retratado en algodones. Con “Hazme el favor” volvemos a esas historias de los ochenta y noventa como “Fiesta de Despedida”, “Sin Permiso para Manejar” o “American Pie”.
Estamos ante una comedia romántica y loca a la vez. Absurda pero en un punto muy atractiva, que le esquiva a la tentación del exceso de humor chancho que puede devenir en este género de despertar sexual y humor frenético.
Una mujer adulta se enfrenta a una situación económica límite: su madre ha muerto, le dejó como herencia la casa donde se crió y una montaña de impuestos sin pagar. La protagonista, sin muchos sueños a la vista, es bartender y con su auto realiza viajes para servicios informales. Un ex novio es el encargado de embargarle su herramienta de trabajo. Y, ante la desesperación, acepta un ofrecimiento raro: ayudar a debutar a un adolescente muy tímido e introvertido, y recibir como pago un auto.
Un argumento delirante, que le permite al director Gene Stupnitsky armar un relato con cierto aire a Licorice Pizza, con datos sobre grietas generacionales, pero por sobre todo una historia de sensibilidad y amistad. Es una película con corazón, especialmente por Jennifer Lawrence que es una gran actriz y se permite mostrar sus dotes para la comedia tonta, pero le sobra profundidad y sensibilidad cuando hace falta. A su lado Andrew Feldman, está bien en su papel de crecimiento, el sufriente ser que debe “abrirse al mundo”.
En fin, una comedia desmadrada y reidera. Un raro avis en tiempos de tanta corrección que terminara aburriendo si no se toman riesgos.
CALIFICACIÓN: ↗️↗️↗️