¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
“El falsificador” es una demorada producción que por fin encuentra un nicho en las salas cinematográficas. Llega en un momento en que las secuelas de la guerra dejan historias reales y palpables para retratar.
Los efectos del régimen nazi en la sociedad, la sensación de amenaza constante hacia la población civil y el clima de delación y sospecha se ha mostrado de muchas maneras. Pero la manera que eligió la directora y autora del guión, Maffie Peren, es absolutamente distinta y además basada en un personaje real.
En esa sociedad en jaque con la inseguridad y ante la posibilidad de ir a parar a un campo de concentración, igual que su familia, un joven de 21 años se empeña imprudente y temerariamente a sobrevivir, a no perder el optimismo y a empecinarse a favor de la vida. Cuenta con pocos años, un aspecto físico que le permite mimetizarse con un alemán y un talento único para falsificar documentos. Con esa casi insoportable levedad del ser navega por situaciones límites, se disfraza de marino, se enamora, se divierte con su amigo, toma lo que puede y donde puede, con una energía envidiable para mantenerse vivo.
La película, con impecables rubros técnicos en fotografía, vestuario y dirección de arte, planea entre situaciones de tensión insoportables con descansos de pasos de comedia, siempre con el telón de fondo de una situación que pone blanco sobre negro las peores reacciones de los humanos. Desconcertante y desafiante, interesante y original. El protagonista es el notable Louis Hoffman (“Dark” en Netflix), que tensa sus recursos actorales para brillar en la extrema oscuridad.
CALIFICACIÓN: ↗️↗️↗️