¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
La primera película de “Winnie Pooh” adhería al slasher más puro y casi sin argumento: el dulce osito abandonado que con la pandilla que lo rescato se dedica a matar sin pasión pero con empeño. Es cierto que tuvo su público adicto. Ahora, en esta secuela que nadie pidió, hay sorpresas.
Esta segunda parte llega con la misma sociedad creativa de la anterior: el director Rhys Frake-Waterfield, que escribió el guión junto a Matt Leslie basado en los personajes de A. A. Milne. Lograron no sólo ser fiel al estilo sangriento, sino que le otorgó otro espesor. El osito nunca fue un inocente juguete, su dueño vive acusado de hacer desaparecer a su hermano y del sacrificio de varios chicos, y hay un malvado que hizo experimentos mezclando especies…
Por lo menos, algo un poco más sólido para enhebrar tanto hachazo, mutilación y muertes provocadas con cuanto objeto se imaginen. Para los que gozaron la primera, que considero una de las peores películas del año pasado, esta aporta alguna novedad con igual calibre de cuchilladas y cortes. Sólo para ***.
CALIFICACION: ↗️↗️