¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
En Estados Unidos, la historia de la familia protagonista de “Garra de hierro” es muy conocida y además han ingresado al salón de la fama como grandes deportistas. Entre nosotros causará más sorpresas la vida de este famoso de la lucha libre y de sus hijos, con un tinte realmente trágico.
Para el guionista y director Sean Durkin, es un gran merito contar lo ocurrido, que arranca en los años 60 en blanco y negro con un padre dominante que nunca logra ser campeón nacional y que se empeña en reclutar a sus hijos a toda costa, para que sean lo que él no pudo alcanzar. Una visión que combina el atractivo de las luchas con la oscuridad. Una muestra terrible del poder patriarcal, que anula la voluntad de sus hijos varones, algunos con otras vocaciones, en una obediencia férrea, con un código de conducta estricto: no llorar, no expresar sus emociones, no cuestionar su autoridad y obedecer siempre.
Y las consecuencias desastrosas de ese mundo represivo, que además pone a competir a los hermanos entre sí, para lograr la aprobación de ese furibundo padre y una madre religiosa y obediente. Lo que el relator de la historia, Zac Efrom, considera una maldición, es en realidad la concatenación de circunstancias terribles.
Tanto él como Jeremy Allen White (Shameless, The Bear) han transformado sus cuerpos en proporciones impresionantes para estos roles. Una sociedad de los años 70, en Texas, con un negocio donde hay actuación y roles, pero los riesgos físicos son evidentes. Un drama bien narrado y actuado por otros grandes como Holt McCallany, Harris Dickinson, Maura Tierney y la siempre solvente Lily James (Downton Abbey, Cenicienta, Mama Mía: vamos otra vez).
Una de las mejores películas del año. Imperdible.
CALIFICACIÓN: ↗️↗️↗️↗️