El recuerdo de Walter Olmos, su vida, su carrera y su trágico final, a 20 años de su partida.
Un día como hoy, en el año 2002 fallecía Walter Olmos en un confuso episodio mientras “jugaba” con una pistola. El cantante catamarqueño se encontraba en el mejor momento de su carrera artística y era considerado como el sucesor del “Potro” Rodrigo, quien había fallecido dos años años antes en un accidente de tránsito.
Su historia
Walter nació en San Fernando del Valle de Catamarca, el 21 de abril de 1982, fue el primero de nueve hermanos y se crió en las calles.
“¿Cómo lo describo? Mucho frío, nadie te da una mano tirado ahí en la calle. No tenés ganas de ir a tu casa, te da miedo que tu vieja te pegue porque no llevás un mango. Sabés que en cualquier momento viene la policía y te levanta. Vos querés hacer algo y nadie te da una mano para que tu familia pueda comer. Eso es hambre” decía Walter en una nota en 2001.
Aquellos días de su infancia haciendo changas y lustrando botas, quedarían más adelante inmortalizados en su tema “Chico de la calle”.
El cantante contó en varias entrevistas que de chico tuvo múltiples entradas a la comisaría por hurtos menores. “Nunca robé plata o cosas de valor. Siempre robé comida” dijo.
Fue a los 13 años, en un instituto de menores, en el que conoció la música de su ídolo: La Mona Jimenez.
Ferviente devoto de la Virgen del Valle, durante sus años en el internado Olmos le hizo una promesa: “Si me hacés cantar, yo te doy diez pesos”.
A los 16, cuando salió del Internado, comenzó a cantar, y entró a la banda catamarqueña Los Bingos.
Fue entonces, cuando se le dio el milagro: El Potro Rodrigo escuchó una de sus grabaciones y lo invitó a viajar con él. Walter entonces se transformó en su chofer, en su secretario, y en una suerte de protegido del astro.
El salto a la fama lo da en el 2000, cuando graba junto al Potro “Por lo que yo te quiero”.
De aquella canción y de su primer trabajo llamado “A pura sangre”, Olmos logró vender en pocas semanas la cifra de 150.000 discos, algo inusual en un cantante de cuarteto. Por este motivo y otros fue apodado como “La Locomotora Catamarqueña”. Y, en este sentido, ya consagrado como cantante, Walter editó sus otros dos discos, los cuales fueron un éxito.
El trágico final de Rodrigo en un accidente automovilístico, el 24 de junio de 2000, fue un golpe duro para Olmos: en más de una ocasión lamentó no haber estado aquella noche al volante y así evitar la muerte de su mentor.
El joven siguió adelante con su carrera, llenó estadios por todo el país y se consagró, definitivamente, con una serie de shows que dio en el mítico estadio Luna Park de Buenos Aires a mediados de 2001 con entradas agotadas.
Fue entonces, cuando se convirtió en el padrino artístico de otro cantante catamarqueño: Damián Córdoba, quien hacía sus primeros pasos en Los Bingos.
Su trágico final
El 8 de septiembre de 2002 Walter se encontraba en la habitación 22 del hotel San Cristóbal Inn, un sencillo lugar donde se alojaba siempre que estaba en Buenos Aires.
Con solo 20 años Walter Olmos junto a unos amigos estaba festejando el último show de esa jornada y en una extraña circunstancia se quitó la vida disparándose un tiro en la cabeza.
Se dijo que estaba jugando con un arma calibre 22 cargada con una bala de calibre 38 y que la misma se fue desgastando de las reiteradas veces que gatilló hasta que la bala se disparó.
Walter Olmos fue despedido por cientos de seguidores primero en una capilla ardiente que se armó en la bailanta Mundo Bailable, de Ingeniero Budge, y luego en su Catamarca natal, donde una multitud se acercó hasta el féretro, que recorrió 8 kilómetros desde la casa hasta el cementerio.