Agencia Télam
Lo acuchilló por la espalda, lo ahorcó con una correa, escondió el cadáver en un placard que tapió con clavos y convivió con el muerto 40 días.
Así describió el macabro asesinato un tribunal oral que condenó a 22 años de cárcel a un vigilador privado por el crimen de un “arbolito” cometido en 2016 en el barrio porteño de Monserrat, fallo que ahora fue confirmado por la Cámara de Casación, que dispuso que el acusado recupere la libertad el 15 de noviembre de 2038.
El fallo de la sala III de dicha Cámara recayó sobre el vigilador Pablo Reyes (40), quien en 2018 había sido condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 30 como autor del delito de “homicidio” en perjuicio de Nicolás Gonzalo Silva (40).
“No existe modo de penetrar en el interior de la conciencia del acusado para verificar la existencia de ese arrepentimiento y, en su caso, predicar científicamente su sinceridad. Tampoco debe soslayarse que puede tener una motivación estratégica y que no garantiza su propósito de enmienda; sobre todo teniendo en cuenta que para entonces ‘el cadáver ya había sido descubierto y su detención era inminente’“, sostuvo en su voto el juez Jantus, al que adhirieron sus colegas.
El acusado, quien era empleado de la empresa de seguridad Gruspa y trabajaba como vigilador nocturno en la redacción de la agencia de noticias Télam, fue juzgado como autor de un “homicidio criminis causae en concurso ideal con robo agravado por el uso de armas”, delito que prevé la pena de prisión perpetua.
Sin embargo, el TOC 30 no determinó el móvil del crimen ni compartió el alegato de la fiscalía al respecto y lo condenó a 22 años por el delito de “homicidio”.
“Para la acusadora pública, Reyes mató para cometer otro delito, y pretendió que se ha comprobado la conexión subjetiva entre el homicidio de Nicolás Silva y el delito que según ella, era su finalidad. Pero aquí aparece una cuestión de decisiva importancia. Y es que la señora Fiscal no ha logrado explicar y menos acreditar, cuál es este delito, y en consecuencia, no pudimos saberlo. Ni la defensa, ni el tribunal”, explicó el fallo.
El asesinato de Silva ocurrió el día 4 de octubre de 2016, en el interior del departamento situado en la calle Venezuela 1218, piso 4° departamento “A”, en el barrio de Monserrat. Por motivos que se desconocen, el imputado en determinado momento le asestó una puñalada con un elemento punzocortante en el flanco izquierdo a la altura del riñón comprimiéndole luego el cuello hasta sofocarlo y causarle una asfixia mecánica mediante la utilización de una correa, que lo llevó a la muerte.
Tras el crimen, Reyes introdujo el cadáver de Silva en varias bolsas previo colocarle en la cabeza otra bolsa de color, escondiéndolo en el interior de un placard de la vivienda que habitaba con su mujer sus hijos, trabando la puerta con un clavo.
El cadáver permaneció oculto hasta el 13 de noviembre de 2016, cuando el cuerpo de Silva fue hallado en el departamento de Reyes por la Policía, a raíz de un llamado efectuado por la mujer del imputado. Al momento del hallazgo, el cuerpo se encontraba en avanzado estado de putrefacción.
El día del hallazgo, Reyes se había retirado de su vivienda y fue localizado tres días después en una habitación del Hotel Galicia, de la calle Hipólito Yrigoyen 3072 del barrio porteño de Balvanera, en la que intentó suicidarse haciéndose cortes en los brazos.