Al exgobernador de Tucumán lo juzgaron por un total de nueve hechos de agresión ocurridos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018. Será con prisión efectiva y lo inhabilitaron para ejercer cargos públicos de por vida.
Cabizbajo, vestido con un tapado negro, pantalón azul y zapatos, José Alperovich quedó detenido tras ser condenado a 16 años de prisión por abuso sexual contra su sobrina, con quien trabajaba cuando era senador.
Luego de la orden del juez Juan Ramos Padilla, agentes del Servicio Penitenciario Federal procedieron al arresto del tres veces gobernador de Tucumán. Resignado, se dejó tomar las huelas dactilares y fue subido al móvil del SPF que, custodiado por motos de la Policía Federal, lo trasladó hasta la prisión. En imágenes quedó registrado también el momento en que baja de la camioneta e ingresa al penal bajo custodia.
El Tribunal Oral en lo Criminal 29 leyó el veredicto este martes pasadas las 20 horas. Alperovich fue condenado por ser responsable de abuso sexual simple reiterado en tres oportunidades, dos hechos en grado de tentativa y otros seis hechos con acceso carnal, “mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”.
Tras oír la sentencia, el exlegislador se paró, se puso el sobretodo y se abrazó con sus hijos, que lo despedían previo a su arresto. Los periodistas que se encontraban cubriendo el juicio le preguntaron si tenía algo para decir, pero optó por el silencio.
El juicio comenzó el 5 de abril. Ese día, Alperovich se sentó por primera vez en el banquillo de los acusados. Estuvo acompañado por sus defensores: Augusto Garrido y Mercedes Rodríguez Goyena. En la instrucción, al dirigente tucumano lo representó el hoy ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Por parte de los acusadores, estuvieron presentes el fiscal Sandro Abralde y un fiscal auxiliar, pero también la titular de Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta.
“Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos… Quiero la verdad porque esto me mató. Con todo el respeto que le tengo al Poder Judicial, quiero la verdad y le pido que preste atención, señor juez, si puede, o el señor fiscal, a todas las pruebas”, dijo en aquella jornada de abril. Siempre estuvo acompañado por sus hijos.
Según la instrucción, los primeros abusos ocurrieron a mediados de diciembre de 2017 y continuaron hasta diciembre de 2018. Se trató de tres hechos de abuso sexual -dos de ellos cometidos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal, algunos ocurridos en Tucumán, otros en Capital Federal, donde Alperovich, a partir de 2015, cumplía su tarea como senador. “En todos los casos, mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”, se sostuvo en la acusación.
Según la causa, la joven F. L. comenzó a trabajar en la función pública de Tucumán en 2011 y seis años más tarde pasó a ser asistente y secretaria del hoy condenado. El segundo hecho ocurrió en Puerto Madero, el 27 de diciembre de 2017, en el departamento de Alperovich.
La denuncia sostiene que el 9 de febrero de 2018 el entonces senador volvía con su sobrina de un acto de campaña en la localidad de San Pedro de Colalao y allí intentó abusarla. Lo mismo sucedió al día siguiente cuando volvían de Simoca y el 12 de ese mismo mes. Los hechos más graves ocurrieron durante el mes de marzo de 2018 en la casa que Alperovich tenía en la localidad de Yerba Buena, cuando cometió en cuatro días distintos hechos calificados como de abuso sexual con acceso carnal. La joven renunció el 24 de mayo de 2019.
En el transcurso del juicio, la víctima declaró a puertas cerradas. También lo hicieron sus familiares y amigos, quienes confirmaron que la mujer les contó que había sido víctima de abuso sexual. Por parte de la defensa de Alperovich, tres testigos estuvieron a punto de ir presos por pedido de la fiscalía por ser reticentes o cometer falso testimonio. Manuel Frías, que trabajó como mozo para el dirigente; Víctor Hugo Decataldo, empresario de transportes que también tuvo una relación sentimental con Sara, hija del acusado; y David Cayatta, exchofer del exmandatario provincial.
Antes de los alegatos, Alperovich insistió con su inocencia. Dijo que se trató de una causa “armada” y que tenía un “móvil político y económico” detrás. “Yo estoy de acuerdo con que hay que defender a la víctima. Y le diría que hay que matar al abusador, porque no hay que darle perdón. Pero hace 5 años que vengo con esto del tío abusador, el violinista. Una gran mentira. Los medios me han hecho pedazos, siempre con títulos falsos. Es muy doloroso. Por eso hoy vine ante usted para decir mi verdad, para que se saque la duda. Porque yo no abusé de ella”, le dijo al magistrado.
Anoche se escuchó el veredicto. La defensa de Alperovich ahora apelará.