Franchesca Ávila quedó en medio de una balacera, mientras los malvivientes disparaba contra la casa de una chica a la que hora antes le habían robado el celular.
Tras una deliberación de más de cinco horas, el jurado popular y la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba condenaron por unanimidad a cuatro jóvenes que integraban una patota al encontrarlos culpables del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio agravado.
Los acusaron de asesinar a Franchesca Ávila, una nena de apenas 3 años que recibió un tiro en la cabeza al quedar en medio de una balacera mientras jugaba en la casa de su abuela en barrio San Alberto en 2022.
Como uno de los acusados tiene 17 años, su caso se remitió a un Juzgado de Menores para que resuelva su pena. En tanto, Cristian “Botija” Pacheco, Franco “Mono” o “Transa del Pasaje” Ramírez e Ignacio “Cara de Gato” Martina recibieron penas de 14 años de cárcel efectiva. Las condenas fueron las solicitadas por el fiscal de Cámara, Marcelo Fenoll.
Detalles del caso
El fatídico hecho comenzó el 8 de diciembre de 2022, cuando un motochorro le robó el celular a una chica en barrio San Alberto de la ciudad de Córdoba. La familia de la víctima apuntó directamente contra A.P., el joven de 16 años que era reconocido en el barrio por su prontuario.
Según testigos, horas más tardes el acusado pasó en moto lentamente frente a la casa de la asaltada mientras sonreía y un hermano de la chica salió a su encuentro. De los insultos, pasaron a las trompadas. Y quienes estaban allí aseguran que el malviviente juró vengarse.
Un rato después, el adolescente volvió en la moto con su tío y con armas en cada mano. Se bajó del rodado y comenzó a hacer disparos contra la casa de la familia. En ese momento, un hombre convenció a los delincuentes para que se fueran, quienes volvieron a amenazar diciendo: “Ya van a ver”.
Al cabo de unas horas, A.P. volvió con el resto de la patota. Eran cuatro hombres en dos motos, que se bajaron armados y empezaron a tirar.
A pocos metros, la pequeña Franchesca Ávila, de apenas 3 años, estaba de visita en la casa de su abuela. Jugaba en el jardín de esa casa cuando uno de los balazos le dio en el rostro. En plena desesperación, unos vecinos cargaron a la pequeña en un auto y la trasladaron a un hospital, pero no quedaba nada por hacer.
El asesinato de la niña hizo que muchos en la zona decidieran contar lo ocurrido a los investigadores del Departamento Homicidios. Con los datos aportados, los pesquisas fueron deteniendo de a uno a los sospechosos.
El fiscal de instrucción Ernesto de Aragón mandó a los tres adultos a la Cárcel de Bouwer y al menor al Complejo Esperanza. Los acusó por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Dieciséis meses después de aquel crimen, arrancó el juicio en la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba, en los Tribunales II de Córdoba.
Durante el proceso, hubo numerosas amenazas contra testigos del crimen de Franchesca. Esos aprietes fueron a través de mensajes de WhatsApp o bien con la metodología de personas pasando en moto frente a la casa de vecinos de la zona.
Pese a todo, el fiscal Fenoll logró hilvanar la prueba, basada en testimonios y peritajes, y logró cercar a los acusados. Nunca se pudo determinar de qué arma partió el plomo que acabó con la vida de la pequeña.
Sin embargo, por la modalidad del ataque, los cuatro jóvenes responden por lo mismo: el asesinato. En la Justicia eso se llama “comunidad de acción”. Los cuatro fueron a vengarse a fuego y plomo, según la fiscalía. Sabían lo que iban a hacer y terminaron matando a una nena.
Además, los cuatro responden por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma. Fueron juzgados y condenados de haber querido matar a los ocupantes de la otra casa.