La Organización Mundial de la Salud se refirió el pasado miércoles a esta situación.
Las alertas mundiales sanitarias volvieron a dispararse ayer, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó inquietud por el aumento de una enfermedad respiratoria en China, sobre todo en niños, y pidió a la población “tomar medidas de protección”, según un comunicado publicado en la red social X.
“La OMS dirigió una petición oficial a China para obtener información detallada sobre un aumento de enfermedades respiratorias y de focos de neumonía en niños”, señaló el boletín, que recomienda tomar “medidas para reducir el riesgo de enfermedad respiratoria”.
Las autoridades y medios chinos informaron de un aumento de enfermedades respiratorias, incluidos focos de neumonía no diagnosticada en niños en el norte del país. Así, la OMS pidió el 22 de noviembre “informaciones epidemiológicas y clínicas suplementarias, así como resultados de laboratorio de los focos detectados en niños”.
Anoche, el sistema de vigilancia mundial ProMed emitió una notificación indicando un brote de esta enfermedad respiratoria en menores. Esta institución ya demostró la relevancia de sus alertas en el pasado: en diciembre de 2019 puso en conocimiento a médicos y científicos de un virus misterioso que posteriormente se identificó como Sars-Cov-2.
Esta “neumonía infantil de origen desconocido” ha abarrotado hospitales y tiene las escuelas al borde de la suspensión. Con el fantasma del COVID aún fresco en la memoria, las reacciones se dividen entre la alarma y la suspicacia frente a las noticias parciales y muchas veces contradictorias.
El 13 de noviembre, la Comisión Nacional de Salud de China convocó una rueda de prensa en la que comentaron que estaba aumentando la incidencia de las enfermedades respiratorias en el país. Según la versión gubernamental, había un boom de patógenos infecciosos (gripe, Mycoplasma pneumoniae, virus sincitial respiratorio o SARS-CoV-2) y, según sus modelos, parecía deberse al levantamiento de las restricciones de la pandemia. Es el primer invierno desde 2019 que China no tiene medidas epidemiológicas.