Tres buzos murieron intentando descubrir el origen del manantial.
A pesar del gran avance de la tecnología y la ciencia en las últimas décadas, muchos hitos de la naturaleza y la construcción antigua todavía son un misterio que el hombre no logra explicar. Uno de ellos es “Fosse Dionne”, un pozo sin fondo ubicado en Tonnerre, un pueblo de la Borgoña francesa.
En el centro de Tonnerre, se encuentra un fascinante manantial con aguas de un intenso color azul, conocido como Fosse Dionne (en castellano sería Pozo divino).
Según publicaciones europeas, si bien los romanos ya lo encontraron hecho, fueron los primeros en documentar su existencia y en crear una civilización a su alrededor. Aunque no se supiera el nacimiento de aquella gran cantidad de agua, los habitantes de Tonnerre la usaron durante siglos en su día a día.
Esta civilización no fue la única que la encontró. Durante siglos, los celtas consideraron que el pozo sin fondo era una fuente de agua sagrada y después los franceses lo usaron como una piscina pública. Resulta casi impensable que, al día de hoy, todavía nadie ha conseguido averiguar de dónde viene el caudal.
Todos los intentos de bucear entre los estrechos pasadizos del pozo fracasaron, incluso tres buceadores murieron en el intento de llegar al final del manantial.
Aunque los habitantes todavía no hayan conseguido descifrar la incógnita, el manantial se convirtió en un punto de interés que atrae a miles de turistas.