Los fuegos artificiales y los animales no se llevan bien. Cada año para estas fechas se registra un alarmante incremento en el número de perros que huyen de sus hogares. Muchos mueren atropellados durante las locas carreras que emprenden para escapar del terror y la confusión.
Los animales tienen el sentido del oído más sensible que el del ser humano. El ruido típico de un petardo se asemeja, para ellos, al de un trueno, principio de una tormenta. Así, las mascotas creen que el estruendo de la pirotecnia es el inicio de una tormenta que no previeron ambientalmente. Y por lo tanto, los pone en una situación de desprotección e inseguridad.
Los animales no entiende que es lo que genera el fuerte sonido. Esto le produce un grado muy alto de ansiedad y angustia que se manifiestan con un aumento en la frecuencia cardiaca, jadeo, salivación, temblores, sacudidas, sensación de atragantarse, náuseas o molestias abdominales. Estas alteraciones provocan en la conducta animal intentos de escapar descontroladamente, incentivado por el estado de pánico, durando varios minutos y en los casos severos se extienden por varias horas.
Cómo ayudar a nuestras mascotas
La conducta indicada para cuidar a los animales en estas fiestas es diferente para perros o gatos. Los gatos deben contar con un lugar seguro para esperar a que pase el momento de los fuegos artificiales. Por ejemplo, un armario en el que no haya nada que pueda romper ante una reacción inesperada ni ningún objeto peligroso para su propia integridad. Para los perros, en cambio, hay más opciones a tener en cuenta. Lo primero que hay que decidir es si se los deja solos o no.
Si se decide a dejarlo solo, no hay que atarlo, ni dejarlo en lugares donde pueda dañarse. Por ejemplo, terrazas con claraboyas, terrazas o balcones donde haya una baranda baja, habitaciones vidriadas, espacios con objetos potencialmente peligrosos (herramientas, elementos punzantes, cortantes, lámparas o botellas). En cambio, si el dueño decide llevarlo a otra casa no hay que sobreprotegerlo ante las manifestaciones de temor del animal. Es bueno ser indiferente porque el animal piensa: si mi lobo alfa me acaricia cuando tengo miedo, esta bien tener miedo. En cambio, si él manifiesta indiferencia , significa que no hay peligro. Esto no significa que no haya que prestarle atención, sino que no hay que exagerar. Es preferible cierta indiferencia a la sobreactuación.
También se puede optar por sedarlo. Pero siempre hay que hacerlo bajo control veterinario. Nunca automedicarlo, ni prescribir en base a la información del prospecto. Hay que consultar al veterinario de confianza, ya que algunos animales no pueden recibir sedantes. Además, la dosis no depende del prospecto sino de las características del animal. Su tamaño, raza, biotipo, temperamento y circunstancia de conocimiento del animal definirán la prescripción del sedante.
Si se decide medicar a la mascota, nunca hay que usar el sedante por primera vez el día de las fiestas. Siempre conviene ensayar y saber cuál es la reacción del animal ante el sedante. Esto permite determinar si la dosis es la adecuada, cuánto tarda en hacer efecto el sedante, cuánto va a durar el efecto y qué efecto le hace. No todas las mascotas reaccionan igual, incluso en algunos animales los sedantes tienen efecto paradojal: en lugar de calmarse, se excitan al ingerir una medicación.
Más allá de estos consejos, la mejor manera de evitar el malestar de los animales en las fiestas es la NO utilización de la pirotecnia y se recuerda que está vigente la ordenanza que prohíbe la tenencia, fabricación, comercialización, depósito y venta de todo elemento de pirotecnia y cohetería.