“No es un robo. Es un incumplimiento de contrato y el incumplimiento de contrato es parte del trabajo”, aseguró el artista.
El artista danés Jens Haaning, que hace unos meses se hizo conocido por presentar dos lienzos en blanco como “contraprestación” por los 83.000 dólares que había recibido de parte del Museo de Arte Contemporáneo Kunsten de Aalborg (Dinamarca) para concretar una obra, fue finalmente demandado por la institución bajo el cargo de haberse quedado con el dinero sin aportar una creación significativa a cambio.
En tiempos donde un artista -el italiano Salvatore Garau- es capaz de presentar una “escultura invisible” y obtener por esa sencilla puesta 18.000 dólares en una subasta, la habilitación para generar creaciones que tensen aún más los límites del arte contemporáneo y los pongan en diálogo con el absurdo, aparece garantizada: Haaning hizo su aporte al signo de los tiempos con una obra titulada “Toma el dinero y corre”, que consiste en dos marcos vacíos, sin materialidad adentro ni advertencia que “fundamente” la omisión.
“La obra de arte es que tomé su dinero”, afirmó el artista al canal de televisión danés DR. Y agregó: “No es un robo. Es un incumplimiento de contrato y el incumplimiento de contrato es parte del trabajo”, aseguró en alusión a que la consigna de la presentación tenía que ver con reflejar las condiciones de los asalariados en el mundo actual.
La institución que le adelantó 83.000 dólares para que generara una obra que se acople al disparador de “Work it Out” -una exposición que se exhibió hasta el fin de semana pasado sobre el papel de los individuos en el mercado laboral-, lejos estuvo de interpretar la idea del artista como un aporte y decidió presentar una denuncia civil contra el creador por quedarse con el dinero que le prestaron y devolver a cambio dos lienzos en blanco.
La galería le había solicitado al artista de 57 años, conocido por sus obras críticas sobre el dinero, el racismo, el poder y los grupos marginados, que recreara una obra suya formada por dos cuadros de cristal llenos de billetes, uno con 328.000 coronas -la moneda de Dinamarca- y otro con 25.000 euros que reflejaban el salario medio anual de Dinamarca y de Austria.
“El trabajo es que tomé su dinero -se defendió Haaring-. Invito a otras personas con condiciones de trabajo tan miserables como las mías a que hagan lo mismo. Si tienen un trabajo de mierda, no les dan dinero y les piden que usen el suyo para trabajar, que lo cojan de la caja y se larguen”, afirmó, además de aclarar que recrear sus trabajos anteriores le habría costado dinero de su propio bolsillo.
El artista pretendía protestar así contra las condiciones de trabajo, pero el museo, que finalmente incluyó los lienzos en la exposición, consideró que había violado el acuerdo y le dio de plazo hasta el último día de la muestra para devolver el dinero.
Los curadores del Museo de Arte Contemporáneo Kunsten de Aalborg reconocen la originalidad de la obra, pero quieren de vuelta el dinero otorgado. “Quiero reconocerle a Jens el derecho absoluto de que se ha creado una obra, que tiene relación con la exposición en marcha. Pero ese no es el acuerdo que teníamos. Jens no debería tener el dinero, porque no es parte del acuerdo”, explicó a la televisión pública danesa Lasse Andersson, director de la institución.
“Damos este paso porque tenemos una responsabilidad con los fondos privados que apoyan económicamente esta muestra y con los visitantes”, indicó el funcionario.
El director del espacio calificó lo ocurrido de “desgraciado” incidente, pero descartó denunciar los hechos a la Policía para evitar que el caso continúe agravándose. Y hasta confesó que al principio se divirtió con la propuesta del artista: “La obra nos provocó a los curadores y a mí también un poco, pero al mismo tiempo me reí porque era muy humorística”.