Las altas temperaturas vienen acompañadas por el riesgo de la deshidratación, que puede afectar el rendimiento físico y mental de las personas sin que puedan darse cuenta.
Esto lo convierte en uno de los mayores peligros del verano, y es por esto, que con la llegada de las altas temperaturas es muy importante cuidarnos y cuidar a los más chiquitos y adultos mayores de la familia.
La deshidratación ocurre cuando usas o pierdes más líquido del que ingieres, y tu cuerpo no tiene suficiente agua y otros fluidos para llevar a cabo sus funciones normales. Si no repones los fluidos que perdiste, te deshidratarás.
Cuando tenemos sed es porque ya existe cierto grado deshidratación, con lo cual hay que anticiparse bebiendo agua durante todo el día. En principio, nos podemos ayudar colocando alarmas en el celular que nos recuerden que debemos hidratarnos de forma continua, de esta forma realizamos un ejercicio consciente de una correcta hidratación.
– Tomar poca agua es tan malo como tomar mucha y en forma desmedida, por ello en gente joven y consciente el mecanismo de la sed es el mejor indicador. No ocurre lo mismo en el caso de los lactantes o ancianos que dependen de terceros quienes son los responsables de asegurarles una hidratación adecuada.
– Los requerimientos diarios de agua en los niños son muy variables ya que dependen de la edad y el peso. La recomendación general es que se deben consumir mucho líquido todos los días sobre todo en días calurosos y mientras estén realizando ejercicios, incentivándolos a tomar agua cada 15 minutos mientras estén en actividad.
– En el adulto se estima entre 30 a 35 ml/Kg/ día, ósea para una persona de 70 kg aproximadamente, libre de enfermedad y en condiciones ambientales normales, serían alrededor de 2 a 2,5 litros diarios, esta cantidad debe superarse en condiciones especiales de enfermedad, altas temperaturas o cuando realizamos ejercicios.
– Las embarazadas y mujeres en tiempo de lactancia necesitan más de 2 litros por día. Teniendo en cuenta que dos tercios del aumento del peso durante el embarazo es agua, esta condición aumenta el volumen sanguíneo, ayuda a mantener una adecuada cantidad de líquido amniótico y crecimiento del feto , de hecho el huevo fecundado es un 90% de agua y en el embrión llega a un 85%; en el caso de la lactancia si tenemos en cuenta que un 87% a 90% de la composición de la leche es agua resulta obvio la importancia de mantener una ingesta hídrica adecuada si queremos preservar la cantidad y calidad de la leche.
– Durante el primer trimestre del embarazo se debe tomar 2 a 2,5 litros por día; durante el segundo y tercer trimestre al igual que en el período de lactancia aproximadamente 3 litros diarios.