Mientras en el Frente de Todos lo hicieron desaparecer a Alberto Fernández, en Hacemos por Córdoba lo sumaron a Martín Llaryora.
No pasó inadvertido el cambio en las estrategias de campaña de las dos principales listas que representan al peronismo en Córdoba. El fenómeno merece ser analizado.
Con respecto a lo que habían elegido los publicistas de ambos bandos durante las Paso y lo que se puede ver ahora hay una coincidencia a la inversa: mientras en la cartelería pública del Frente de Todos hicieron desaparecer a Alberto Fernández, en Hacemos por Córdoba, en cambio, sumaron al intendente Martín Llaryora.
Los motivos y las intenciones están claras. En la lista que representa al kirchnerismo cordobés, que en las Paso sacó el 11 por ciento de los votos y ahora en lugar de subir bajan en casi todas las encuestas, ya no se quieren referenciar con el presidente. Aparentemente se suman a la idea instalada en la tremenda carta que Cristina Fernández hizo pública con el resultado de esas elecciones en la mano: la culpa de todo es del presidente y de sus funcionarios que no funcionan.
Sin embargo, parecen no tener en cuenta algunos detalles del actual momento que atraviesa el oficialismo. Hacer un reduccionismo y decir que la derrota de las Paso se atribuye solo a la foto del cumpleaños de Fabiola, o a los desaciertos en decisiones de los funcionarios del entorno más cercano al primer mandatario, aparece al menos como una torpeza, similar a la de meter bajo la alfombra la basura acumulada en la casa durante más de un año y medio.
Lo que eligen los publicistas del kirchnerismo no alcanza para tapar todos los desaguisados que llevaron a la debacle electoral en las Paso y parecen también arrastrarlos ahora a un resultado parecido o peor. Tampoco alcanzará ahora si siguen “quemando ataúdes” como hizo Herminio Iglesias: amenazando a humoristas o pisoteando la memoria de los muertos por coronavirus, entre otras.
Si Alberto Fernández es hoy pianta votos, como suponen los que manejan la imagen de esta campaña, también lo era en las Paso, por lo que la decisión de borrarlo ahora aparece como un reconocimiento a un error cometido.
La situación es similar a lo que pasó en Juntos por el Cambio de Córdoba con Ramón Mestre y su pésima imagen, pero en este caso los encargados de la propaganda política se cuidaron de ocultarlo lo más posible y, luego, la decisión de los electores lo terminó por ocultar de todo al relegarlo a un insignificante lugar de suplente en el fondo de la lista para las elecciones de noviembre.
Tiempo de Llaryora
Por el lado de Hacemos por Córdoba, en tanto, darle un lugar destacado al intendente Llaryora, similar al que le dieron en las Paso al gobernador, aparece como más claro y lógico: el actual jefe comunal de la ciudad de Córdoba no sólo mide bien, sino que la foto actual que muestran las encuestas lo posiciona como el principal sucesor de Schiaretti.
Así las cosas, la incorporación de Llaryora en los carteles de una campaña en la que no es candidato es una apuesta actual, con la intención de que tenga efectos actuales, pero con proyección de futuro.
En política, lo que suma y lo que resta vale. Sólo hay que saber utilizarlo oportunamente.