Alberdi hierve. Las flojas actuaciones de Belgrano en el arranque del torneo, incluyendo dos derrotas por goleada, pusieron al técnico Walter Erviti en el banquillo de los acusados. ¿Está en condiciones de dirigir en primera o llegó al club para seguir su formación?
No es la primera vez (ni seguramente la última) que Córdoba es utilizada como plataforma de aprendizaje para entrenadores y jugadores que no tienen cabida en otro lado, y encuentran espacio acá para hacer sus primeras armas, equivocarse, tener rodaje y lanzar sus carreras. ¿Walter Erviti es uno de ellos? ¿Pretenden que Belgrano sea su trampolín, como antes pasó con tantos otros?
Entre tanta convulsión, con la piel lastimada por el nivel paupérrimo del equipo, recordamos una máxima que nos acompañará por siempre: el fútbol es el arte de los sabios con el diario del lunes en la mano. O sea, una vez que pasaron las cosas, todos tenemos la fórmula de la felicidad y nos permitimos dar cátedra sobre lo que está bien y lo que está mal. Somos capaces de decirle a Messi cómo debe jugar… Todología argenta.
Sin embargo, los cuestionamientos a este proceso se pronunciaron antes, cuando la directiva anunció que Walter Erviti era el elegido, un muchacho con escaso recorrido y resultados entre discretos y malos. No fue necesario chocar con el paredón de lo que se ha visto ahora: no existe abogado que se anime a defender el proyecto que puso el club en escena. El equipo flácido, desarmado y lleno de inconsistencias, habla por sí mismo: recibió ocho goles, anotó uno, logró un empate y dos derrotas terribles.
El escudo
El capital social que significa el fútbol para la tribuna inspira gestos increíbles: siempre, pero siempre, por encima de los nombres está el escudo de un club. La gente gritó por Belgrano antes y después, pero en algunos momentos no soportó el caos y le dedicó algunas estrofas muy ásperas a Erviti, salpicando a quienes decidieron contratarlo. ¿Es otro entrenador que llega impulsado por intereses diferentes a los que tienen los clubes?
Hasta que el juego tenga la capacidad de desmentirlo, la realidad en estas tres fechas es que se hizo casi todo mal. Don Walter llegó por su condición de entrenador “no contaminado”, con personalidad para lograr enriquecer el histórico “huevo, huevo, huevo” del mundo celeste y conducir el salto de calidad para transformarlo en un fútbol más amplio, más elevado.
Solo logró confusión, aturdir a los jugadores cambiándolos de función, debilitar la defensa para hacerla peligrosamente permeable y meterle inseguridad a todos los circuitos que antes conducían a Jara, su hombre más valioso.
Conclusiones apresuradas
Más temprano que tarde, la historia dirá el técnico novato pudo liderar el resurgimiento de Belgrano para proyectarlo hacia donde hoy parece un milagro, o si se quedará en la foto actual, que ilustra miserias futbolísticas extremas. O sea, en unos días sabremos si Erviti es capaz de rescatar a Belgrano del Belgrano de Erviti. ¿Se entiende?
Es cierto que las conclusiones apresuradas nos llevan a un camino sin retorno. Por eso, el entrenador debe defenderse solo y explicar ahora, por ejemplo:
1) ¿Tiene jugadores para jugar con línea de 5?
2) Entre jugar con 5 y quedar con 3 atrás ¿qué estación intermedia ve para coordinar los movimientos y evitar que los espacios amplios condenen a sus defensores?
3) ¿Qué garantías tácticas imagina para presentar el equipo sin un volante central especialista que pueda compensar esa línea de 5?
4) ¿Advierte que los laterales – volantes (inicialmente Heredia y Velázquez) terminan sin ser laterales ni volantes?
5) Jara y Passerini juntos ¿suman o restan?
6) ¿Cuál es la rentabilidad futbolística de los kilómetros que corre Metilli?
7) ¿Belgrano tiene el sistema para capitalizar al Uvita Fernández?
8) ¿No hay una manera de atacar sin desarmarse tanto atrás?
9) Zelarayán aporta calidad y jerarquía ¿lo van a dejar solo?
10) ¿Por qué es tan corto el camino hacia el caos?
Para tener en cuenta
El expediente Walter Erviti tiene frescos los ejemplos de los ciclos recientes. El club vivió el traumático proceso de Alejandro Orfila, tomó aire en la primera parte del trabajo de Guillermo Farré, se animó a mirar más allá del horizonte para caer de “trucha” contra el suelo con Juan Cruz Real, hasta llegar a esta nueva instancia.
Con Walter, Belgrano repitió una movida signada por la convivencia con la falta de respaldo: se trata de otra apuesta. ¿Quién y cómo se miden los riesgos?
Ahí andará Belgrano hasta que todo esto decante. No se trata solamente de que haya jugado mal, sino que jugó improvisando en muchos factores. Y eso es peor.