Se realizaron allanamientos en la ciudad capital y en Río Ceballos. Todos los involucrados tienen entre 13 y 14 años.
La Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual del primer turno, a cargo de Juan Ávila Echenique, investiga un terrible hecho en Córdoba. Tras realizar siete allanamientos en la ciudad capital y en la localidad de Río Ceballos, descubrieron que una preadolescente de 13 años administraba un grupo de WhatsApp en el que compartían contenido sexual de otros menores y de mayores penetrando a chicos de la misma edad.
Entre el material que descubrieron, lo que más les sorprendió fueron las imágenes de “gore“, una categoría que incluye actos sexuales combinados con escenas de terror, sumisión, laceraciones, sangre y mutilaciones.
¿Cómo inició?
Según pudieron saber los investigadores, la chica de 13 años armó el grupo e invitó a otros cinco chicos como coadministradores. Estos, a su vez, agregaron a otros más. De esta forma, se creó una red con menores, de entre 13 y 14 años, de varios barrios de la ciudad de Córdoba y de un sector de la localidad de Río Ceballos. El objetivo de los creadores era llegar a los 1.500 usuarios.
Durante los allanamientos, se secuestraron varios celulares de los integrantes del grupo, en los cuáles se encontraron las imágenes que se habían difundido por distintos colegios de la capital y los alrededores. Cabe mencionar que el material no era propio, sino de plataformas donde se comparte ese tipo de contenido.
Todos menores
“Los procedimientos revelaron que la creadora del grupo era una menor de 13 años y que los administradores eran todos menores, de entre 13 y 14 años. Se pudo confirmar que no hay mayores involucrados y que de los allanamientos realizados se recabó elementos de prueba que dan cuenta del contenido mencionado“, indicó el Ministerio Público Fiscal en un comunicado. Por tratarse de menores de edad, la causa girará al fuero penal juvenil.
La investigación surgió tras la denuncia de algunos padres que lograron tomar conocimiento de lo que estaba ocurriendo.
Según trascendió, el chip de una de las menores que figura como coadministradora había sido destruido antes del allanamiento y, con ayuda de algún experto informático, se le había borrado todo el historial de conversaciones, fotos y videos compartidos. Aunque se podría tratar de un hecho de encubrimiento, como no es posible individualizar quién lo hizo no hay imputación aún por esto.