¿Por qué deberías verla y por qué no?, en palabras de nuestro especialista Flecha Lástrico.
Con “Cacería en Venecia”, una vez más Kenneth Branagh se asocia con Agatha Christie, pero a diferencia de “Asesinato en el expreso de Oriente” y “Muerte en el Nilo”, la novela menos conocida de la autora lo liberó de la literalidad y su guionista Michael Green se dio el permiso de cambiar y agregar algunos personajes. Una mezcla de géneros que le permite coquetear con el terror.
Lo mejor siempre sigue siendo el director delineando a su Poirot, mostrando sus propios fantasmas y dudas, su carga de descreimiento sobre el género humano y su desconcierto frente a verdades que tienen que ver con ayudas lejanas a su raciocinio. Y aunque la trama no profundiza en ese aspecto y el realizador no pasa de los clichés del género en un ambiente perfecto (un castillo abandonado en Venecia), se trata de una historia lúgubre sobre su pasado a la que lo fantástico le sienta bien. Lo pone levemente vulnerable.
La historia comienza con el investigador retirado, pasándola bien en esa fantástica ciudad, pero su amiga escritora –una perfecta Tina Fey- lo arrastra a una sesión de espiritismo durante la noche de brujas, para desenmascarar a una vidente. La dueña del castillo decrépito, una cantante de ópera, quiere comunicarse con su hija, que ella cree fue asesinada aunque la mayoría sospecha de un suicido por amor.
Cuando comienzan los asesinatos, Poirot encierra a los visitantes del lugar y comienza a analizar lo ocurrido mientras hay más muertes y sobresaltos. Con poco menos de dos horas, la película se beneficia de un tremendo diseño de producción y sonoro. Vestuario, fotografía y música de la ganadora del Oscar Hildur Guðnadóttir (Joker), que da un tono ominoso y amenazante a una trama bien urdida para atrapar al espectador.
CALIFICACIÓN ↗️↗️↗️↗️