Hasta el domingo 14 de mayo aquellas personas con signos y síntomas de la enfermedad podrán acceder a un turno gratuito con un médico especialista. La atención efectiva se realizará desde el 15 al 19 de mayo.
Organizada por la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR), la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), la Sociedad Argentina de Psoriasis (SOARPSO), la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) y la Sociedad de Dermatología Pediátrica para Latinoamérica (SDPL), se llevará adelante la tercera campaña nacional de detección gratuita de dermatitis atópica, con el objetivo de promover el diagnóstico temprano y mejorar la calidad de vida de las personas que deben atravesar esta enfermedad.
Hasta el domingo 14 de mayo se realizará una semana de asignación de turnos a través de www.pedirturno.com.ar o llamando al 0800 222 3776, de lunes a viernes, de 9 a 14 hs. La atención efectiva se realizará del 15 al 19 de mayo.
Dentro de la compaña nacional, participan profesionales de la provincia de Córdoba.
Inflamatoria y crónica
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel, caracterizada por brotes frecuentes, picazón intensa, irritación, dolor, enrojecimiento, costras e infecciones. Las lesiones pueden ubicarse en la cara, el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos y las zonas de flexión de las extremidades. “Tiene un alto impacto en la calidad de vida ya que atraviesa todos los ámbitos (familiar, laboral, social) de la persona que la presenta. Afecta aproximadamente del 15% al 25% de niños y adolescentes y del 1 al 3% de los adultos” explica Débora Kaplan, médica dermatóloga, Presidenta de la Sociedad Argentina de Psoriasis (Soarpso).
En la dermatitis atópica intervienen factores genéticos, ambientales, alteraciones inmunológicas y problemas en la función de barrera de la piel. Existen otras enfermedades desencadenadas por el mismo proceso inflamatorio y es muy frecuente que coexista con diferentes afecciones alérgicas. “En los primeros años puede aparecer solo como dermatitis, pero luego, puede co-existir con o preceder a otras manifestaciones alérgicas como la alimentaria, la rinitis o el asma. Estas enfermedades asociadas no deben descuidarse porque si, por ejemplo, no tratamos el asma la función pulmonar se verá afectada, si no tratamos la rinitis alérgica o la alergia alimentaria toda la calidad de vida del paciente se verá impactada”, afirma Maximiliano Gómez, especialista en alergia e inmunología y Presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
Es una enfermedad que requiere de un abordaje multidisciplinario en el que intervengan diferentes profesionales. “La visión del dermatólogo y del alergólogo se complementan y el paciente se beneficia del cuidado integral de su piel y de su alergia. Trabajar en conjunto garantiza una evaluación y un tratamiento especializado, complementario siempre en beneficio del paciente” agrega Gómez.
El diagnóstico a tiempo es el primer paso para poder cambiar el rumbo de una enfermedad. “Nos permite un tratamiento apropiado e individualizado del paciente, contribuir al alivio de los síntomas en aquellos casos con enfermedad más grave y avanzada, identificar y tratar, de ser necesario, las comorbilidades asociadas y en los casos leves, evitar la progresión del eczema”, asegura Maria Eugenia Abad, Presidenta de la Sociedad de Dermatología Pediátrica para Latinoamérica.
Dependiendo del perfil del paciente, es una enfermedad que, especialmente en la primera infancia, puede lograr la remisión en un número significativo; en otros casos, puede requerir de un tratamiento crónico y controlado por profesionales especializados. Para los casos con enfermedad moderada o grave, en los últimos años, han aparecido diversas herramientas terapéuticas que permiten mejorar sustancialmente la calidad de vida, controlando la picazón y las lesiones cutáneas de los pacientes que van desde los medicamentos biológicos (inhibidores de las interleuquinas 4 y 13), hasta los tratamientos orales (inhibidores de JAK).
“Actualmente contamos con varias herramientas y opciones de tratamiento aprobadas para esta enfermedad desde medicación oral hasta terapia biológica. Estás alternativas están dirigidas a mejorar las manifestaciones de la piel, a reducir y controlar la picazón y prevenir las exacerbaciones. Esto debe acompañarse de otros recursos como la identificación de factores desencadenantes y agravantes y una adecuada información sobre el cuidado de la piel y las expectativas basadas en el conocimiento de la enfermedad. Y tener en cuenta que el tratamiento debe ser personalizado para cada paciente”, detalla Kaplan.
Cerca del 90% de los pacientes ve afectada diariamente su calidad de vida[2], la dermatitis atópica impacta en los ámbitos laboral, escolar, social, vincular y económico. “La piel atópica se convierte en una barrera social, condiciona desde la vestimenta hasta los vínculos y esto definitivamente daña la autoestima. Las personas que la atraviesan sienten frustración, enojo, alteración del ánimo, estrés, trastornos del sueño, modificaciones en su rutina y dolor” describe Mariana Palacios, presidenta de la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR).
La picazón, principal síntoma de la enfermedad, no es un aspecto menor, las personas a las que la piel les pica en forma crónica e intensa (que sucede en contextos o situaciones imposibles de controlar como la escuela, el trabajo, en el transporte público, en un evento social o al intentar dormir) tienen el triple de posibilidades de desarrollar depresión y el doble de experimentar ansiedad[3]. Cuando los pacientes deben calificar la intensidad de su picazón en un rango del 1 al 10, el promedio general asciende a 7.8.[4] “Las enfermedades de la piel no son cosméticas, son afecciones con un enorme impacto en la vida de las personas, en su salud mental y en su bienestar, tanto personal como de todo su entorno y no debemos olvidar el desgaste, a causa de la burocracia de nuestro sistema de salud, al que nos enfrentamos para poder acceder a tratamientos más eficaces”, comenta Silvia Fernández Barrio, presidenta de AEPSO.
“Recientes relevamientos muestran que existe una dificultad para acceder al diagnóstico correcto, especialmente en localidades alejadas del área metropolitana. Dependiendo del lugar del país, se identifican provincias donde 6 de cada 10 diagnósticos pueden demorar de 2 a 5 años”, explica el doctor Leandro Perrotat, médico dermatólogo Sanatorio Allende, MP: 31474.
Los organizadores coincidieron en la importancia de realizar estas campañas de detección que facilitan el diagnóstico en todo el país, donde muchas de las personas que aún deambulan de médico en médico pueden alcanzar un diagnóstico y un tratamiento correcto que les permita un mayor control de la enfermedad.