Algunos de sus síntomas son vómitos, cólicos, erupciones cutáneas, diarrea, moco y sangrado en materia fecal. Existen fórmulas medicamentosas especialmente diseñadas para su tratamiento, cuya cobertura se encuentra garantizada por la ley.
Entre el 18 de julio y el 13 de agosto, organizado por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), se conmemora en la Argentina el Mes de la Alergia a la Proteína de la Leche de vaca (APLV).
Se trata de la alergia alimentaria más frecuente durante la infancia: la presentan más de 15 mil recién nacidos cada año en nuestro país y los especialistas reconocen que su prevalencia va en aumento; diversas investigaciones refieren una incidencia de entre el 2 y el 3 por ciento de los niños y niñas durante el primer año de vida1.
La APLV se origina por una respuesta inmunológica exagerada del bebé ante la ingesta de una o más proteínas de la leche de vaca, las cuales atraviesan la leche materna y pueden sensibilizar a niños y niñas con predisposición a las alergias.
El cuadro habitualmente se puede presentar en dos formas: aquellos pacientes con síntomas digestivos como vómitos, cólicos, diarrea, moco y sangre en materia fecal, de aparición tardía, y otros que manifiestan síntomas en forma inmediata a la ingesta, que pueden ser desde erupciones cutáneas, ronchas, hinchazón de labios y párpados, o alergia oral, que afecta a labios, lengua y garganta, hasta la expresión más severa que es la anafilaxia, una reacción alérgica que puede llegar a obstruir las vías respiratorias pudiendo poner en riesgo la vida.
“Por lo general, la APLV se desarrolla durante el primer año de vida y suele pasar tiempo entre los primeros síntomas, la alerta de sus cuidadores y, finalmente, el diagnóstico y tratamiento. Durante este período, se afecta la calidad de vida tanto de los niños y niñas como de su entorno familiar e inclusive, en algunos casos, puede producirse una mala progresión de peso en el infante con consecuencias para su desarrollo futuro”, destacó Karina López, médica pediatra, especialista en Alergia e Inmunología Infantil, Directora del Comité Científico de Alergias Alimentarias y Anafilaxia de la AAAeIC.
“La condición suele ser transitoria y la mayoría de niñas y niños la resuelve entre los 2 y 3 años de edad, aproximadamente. Sin embargo, existe un pequeño porcentaje que continúa con la alergia durante la vida adulta”, agregó la especialista.
“El abordaje de la APLV requiere del trabajo en conjunto de la familia, del pediatra de cabecera, del equipo médico y de la comunidad, ya que se debe evitar que el niño o niña ingiera cualquier alimento que contenga la proteína de la leche de vaca -lo que se vuelve más difícil cuando empieza a ir a la escuela o a visitar casas ajenas- y también quien amamante debe modificar su dieta”, describió Jorge Martínez,médico pediatra, especialista en Alergia e Inmunología, Director del Comité Científico de Pediatría de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
A este primer paso en la terapia se lo denomina ‘dieta de exclusión’: la mamá que amamanta debe dejar de consumir cualquier producto lácteo o que contenga la proteína de la leche de vaca, como pan, purés, manteca, crema, flanes y demás postres lácteos, dulce de leche, salchichas, embutidos, galletitas dulces, tortas y tartas, entre muchos otros alimentos. Asimismo, el niño o niña también debe seguir esta dieta desde que comienza a recibir alimentación complementaria.
“Para aquellos casos en que la dieta de exclusión no es posible, o en los que no se puede continuar con la lactancia materna, existen fórmulas medicamentosas especialmente diseñadas para el tratamiento de la APLV que deben ser prescriptas por un médico especialista”, afirmaron Karina López y Jorge Martínez.
“Lo importante es que la cobertura de estas fórmulas medicamentosas prescriptas por un médico especialista se encuentra garantizada al 100% por la ley nacional n° 27.305”, completó Sandra Del Hoyo, presidenta y fundadora de RedInmunos, una asociación civil sin fines de lucro formada por padres y madres de niños y niñas con alergias a alimentos.
La ley nacional n° 27.305 de obligatoriedad de leches medicamentosas, promulgada a fines de 2016, establece que las obras sociales y prepagas y, en el caso de que la familia no cuente con seguridad social, el Estado, deben cubrir al 100% el consumo de leches de fórmula medicamentosas: “…todos aquellos agentes que brinden servicios médico-asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, incorporarán como prestaciones obligatorias y a brindar a sus afiliados o beneficiarios, la cobertura integral de leche medicamentosa para consumo de quienes padecen alergia a la proteína de la leche vacuna (APLV), así como también de aquellos que padecen desórdenes, enfermedades o trastornos gastrointestinales y enfermedades metabólicas, las que quedan incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO)”.
“Este punto es importante porque muchas familias creen que deberán hacerse cargo del costo de las leches de fórmula medicamentosas o que luego del año de vida ya no están cubiertas. La realidad es que, afortunadamente, contamos con una ley nacional que garantiza el acceso durante el período que el especialista considere necesario”, explicó Sandra Del Hoyo, y agregó que “el pediatra acreditará el diagnóstico de APLV mediante certificado médico y emitirá la receta correspondiente; ante ello, ninguna entidad perteneciente al sistema de salud, tanto público como privado, podrá negarse a la provisión de la fórmula medicamentosa, que es el único alimento que el bebé puede recibir en una etapa crucial de su formación y crecimiento.
RedInmunos tiene por objetivo ‘dar a conocer esta problemática con la finalidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de los niños y niñas que padecen alergias a alimentos y a sus familiares’.
“Toda familia con un niño o niña con alergia a la proteína de la leche de vaca debe saber que tiene derecho a recibir -sin ningún costo- la cantidad necesaria de fórmulas medicamentosas para garantizar la salud y el normal crecimiento y desarrollo del niño o niña. Ante cualquier irregularidad en la cobertura de la salud de los pacientes, los invitamos a contactarse con nosotros para asesorarlos en todo lo que sea posible. Además, pueden ingresar a www.redinmunos.org.ar para conocer más sobre nuestra Asociación”, concluyó Del Hoyo.
Tipos de APLV
Las alergias a la proteína de la leche de vaca se clasifican en 3 tipos diferentes: a) las de inicio rápido luego de la exposición al alimento, que suelen ser más sencillas de diagnosticar y se originan por la reacción inmunológica de anticuerpos llamados Inmunoglobulina E (IgE); b) las de respuesta tardía, que suelen dificultar su diagnóstico temprano, ya que no es tan sencillo relacionarlas con la ingesta del alimento o identificar cuál de los alimentos la produce. En ellas no participa la IgE; c) las APLV mixtas, en las que la reacción alérgica muchas veces es inmediata, pero otras pueden manifestarse tanto de forma inmediata como retardada, involucrando también a otras células específicas.
Más allá del subtipo de APLV, en todos los casos, el abordaje es similar: comienza con la exclusión absoluta de la ingesta de proteína de leche de vaca, tanto por parte de la mamá como del niño o niña, pero cambiará seguramente el tipo de fórmula medicamentosa que el especialista indicará, en caso de que corresponda.