Dictaron la probation a la cordobesa acusada de “volverse rica” a causa de estafas

Las partes entendieron que la acusada había sufrido el hackeo de su cuenta, por lo que también era una víctima.

Medios nacionales describieron a Etel Asua como una “estafadora profesional”, quien llegaba a facturar hasta tres millones de pesos en estafas. Está vecina de Alta Gracia quedó envuelta en graves acusaciones que la llevaron a la Justicia y por las que perdió hasta su trabajo.

Ahora, la Justicia porteña le otorgó a la imputada la “probation“, recurso también conocido como “suspensión de juicio prueba”; y que deja sin efecto la continuidad de la investigación, entendiendo -las partes- que ella también había sido una víctima.

Todo comenzó cuando la propietaria de una mueblería de San Isidro, Buenos Aires, denunció a la cordobesa de haberla estafado en más de 50 mil pesos en la compra de un sillón que nunca se concretó. En la declaración, la damnificada reconoció que mediante engaño, esa suma de dinero había ido a parar a la cuenta de Asua, la supuesta interesada en el producto.

Así mismo, la acusada sostuvo que jamás había hecho dicha transacción y que tampoco tenía ese dinero. A partir de allí, inició una ardua y minuciosa investigación que involucró allanamientos y secuestros.

Si bien el caso ocurrió hace más de un año, tomó estado público hace dos meses cuando un medio nacional sacaba a la luz la noticia, dando por sentado que Asua llevaba una “vida de lujos” gracias a las estafas que realizaba. Y que, supuestamente, tenía varias denuncias en su contra.

A causa de la repercusión, está vecina fue despedida de su trabajo y recibió agravios de todo tipo en las redes sociales.

Su abogado, Axel Aurich, insistió desde el día uno en la inocencia de la mujer, manifestando que en realidad había sido una víctima mas y que ella jamás había tenido acceso al dinero denunciado. Monto que, tras está decisión, sería liberado por el Banco y reintegrado a la denunciante.

“Esto me afectó muchísimo. Mi vida cambió después de esto y hasta me echaron del trabajo porque querían cuidar la imagen de la Fundación. Hablaban de vida de lujos cuando solo viajé a Brasil en colectivo a la casa de un primo y ni siquiera llevé a mis hijos porque no me alcanzaba para los pasajes”, contó Asua, quien antes de la difusión del caso se desempeñaba como acompañante terapéutica en una reconocida institución de la ciudad de Alta Gracia.

“Queremos conciliar con la Fundación para la que Etel prestaba servicios, a fines de que ella pueda recuperar su trabajo ya que es su única fuente de ingresos y porque no hay causa justa de despido. Caso contrario, iremos a juicio por resarcimiento de daños”, expresó Aurich.