La Justicia entendió que fue un caso de “exceso en la legítima defensa”.
Este viernes culminó la tercera y última audiencia que tenía a una mujer de 55 años de edad, vecina de Anisacate, imputada de Lesiones Graves” tras haber atacado a su expareja con agua hirviendo y provocarle serias heridas.
El juicio culminó con la absolución de la acusada, en un fallo comprendido en “perspectiva de género”.
El hecho ocurrió en agosto de 2021 cuando la víctima fue a retirar sus pertenencias de la casa que hasta entonces había compartido con la agresora. La versión inicial daba cuenta de que el hombre había sido atacado “a traición” por la mujer, quien levantó “una olla o balde” con agua hirviendo y se la arrojó en el cuerpo. No obstante, en el juicio, la imputada aseguró que no era ni uno ni otro objeto sino que se trataba de una pava eléctrica, la cual había puesto a calentar previamente para tomarse un té.
Un exceso en la legítima defensa
La acusada habló de “años de maltrato”, tanto verbal y económico como físico y hubo testigos que respaldaron su versión. Ella insistió en que el día del hecho se sintió amenazada por su expareja, quien había tomado una silla y pensó que iba a agredirla, “como otras tantas veces”. Al sentirse amenazada, tomó la pava con agua caliente y se la arrojó.
La palabra del abogado de la víctima
“Marcelo pasó de ser la víctima a convertirse en el victimario. Es de no creer lo que pasó, es un fallo muy controvertido e injusto y por supuesto que vamos a recurrir esa sentencia”, dijo el abogado de la víctima y continuó: “Lo que nosotros manifestamos fue que el delito, es decir la lesión grave, está acreditada. Él tiene las lesione en el cuerpo y son de por vida; pero acá no solo se le resto importancia al delito sino que además por una cuestión de perspectiva de género, él pasó a ser el victimario y la agresora la víctima. Es ilógico”, culminó.
Por otro lado, en las audiencias se insistió, además, en que la imputada era una persona que padecía un grado complejo de artrosis por lo que no habría podido levantar una olla con agua hirviendo como lo expuso Gilabert, atendiendo a que le es “imposible” hacerlo.