La pandemia es una tormenta que a todos nos desconcertó, desde lo personal hasta lo profesional y familiar. Pero no todo es malo, también creó grandes emprendimientos y muchos proyectos surgieron dejando grandes resultados.
Este es el caso de un proyecto que nació en Alta Gracia y se transformó en un puente humanitario hasta África.
Julio Incardona, es un escultor cordobés que en plena cuarentena decidió comenzar a grabar un curso llamado “Bienvenidos a la tierra” conformados por 15 clases, con videos, donde enseña a modelar el barro y transformarlo en arte.
“Al comienzo de la pandemia, sentía la impotencia de no poder colaborar con la sociedad. Inventé un curso gratuito, a través de la red” nos comentó el artista a Suquía. Asimismo, relata que en vez de realizar una clase magistral, que abundan, pensó en hacer algo “natural y sencillo, del patio de la casa, la tierra, las manos”.
Así, empezó a enseñar cómo fabricar herramientas que uno necesitaba para no tener que salir de las casas, ya que al comienzo del aislamiento obligatorio no había ni ferreterías abiertas.
“Me sentí útil, siempre pensé que cuando uno actúa de manera desinteresada, sin importar lo económico, terminan llegando estas oportunidades” expresa con emoción.
Julio detalla que, fue al fondo de su casa, buscó barro del patio y mostraba cómo se puede armar arte, esculturas y transformarlo en algo útil. Los vídeos comenzaron a enviarse y en un momento llegó a Oscar, un sanjuanino que integra “Amigos de Brochero”, una organización religiosa.
Oscar le comenta que tiene un amigo llamado Diego Cano, un Padre religioso, que se encuentra realizando misiones en África y que podrían interesarles sus tutoriales con el barro. Ambos, Julio y Diego, se ponen en contacto vía WhatsApp y desde allí la relación se volvió más personal al igual que las clases.
Cano comenzó a enseñar en la aldea, en la que está ayudando, a trabajar la tierra, de la misma manera que le mostraba desde Alta Gracia el escultor cordobés. Además, la misión que lleva el Padre tiene por nombre “Brochero” al igual que una pequeña capilla que se encuentra allí.
Julio y su relación con Brochero
La relación del artista con el Cura Brochero es anterior, antes de beatificarlo. En el 2014, comenzó a construir una escultura que hoy se ubica en el santuario al lado de la tumba. Un año después, en el 2015, construyó otra que se encuentra atrás de la Catedral, esa está hecha en piedra “baje como 15 kilos, me puso al límite de mis capacidades” comentó Julio. “Me fui conectando y empecé a hacer otras esculturas que han ido a diferentes lugares” agregó.
El gran proyecto que llegará a África
“Lo increíble de todo esto, es que haya niños, personas de otras partes del mundo compartiendo” comenzó contando. “Compartimos el barro, compartir el barro es increíble. El título del curso te invitaba a que todos estemos conectados, en esta nueva Tierra que nos invita a reinventar” agrega Incardona.
Con asombro y alegría, dialoga con Suquía y cuenta que, es inexplicable el sentimiento de saber que la tierra nos une y permite que, a pesar de la distancia, se generen elementos tan importantes y útiles para la aldea. “Acá tenemos cosas que nos sobran, nos abundan, cuando ellos las necesitan” detalla.
La escultura de Brochero, está pensada para que cada parte se una entre sí y pueda ser transportada hasta el continente africano en las valijas que trajo Diego Cano. “Lo gracioso, es que el Padre en vez de llevarse la yerba para el mate, llevará a Brochero en sus valijas” expresa entre risas.
La escultura es de tamaño natural, réplica de la que está al lado de la tumba de él. Mide 1,70 metros, se tuvo que reinventar y reformar para poder ser trasladada en avión hasta su destino final. “Son todas partes de 50 cm, tiene que entrar en las valijas que él tiene”.
Julio comenta que cada parte tuvo que ser pensada en detalle, los materiales que se utilizaron para construirla fueron pvc, fibra de vidrio, entre otros, porque debe ser liviana y de alta resistencia. La escultura se encuentra en su tramo final, falta la pintura que será utilizando óleo con una técnica hiperrealista.
Para afrontar los gastos, Diego Cano, decidió abrir una caja para poder juntar dinero. Si te interesa colaborar acá te dejamos los datos:
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