La mujer fue asesinada en 2017 en la Comuna de Los Cedros y por el hecho condenaron a su pareja.
En el año 2021, Hugo Territoriale, uno de los hijos de Ana Barrera, vino a Córdoba para ponerle fin a un proceso doloroso en su vida y pedir que de una vez por todas la Justicia les hiciera entrega del cuerpo de su madre.
La mujer fue asesinada brutalmente en mayo de 2017 y, por el hecho, condenaron a la pena de prisión perpetua a Marcelo Ferraretto, su pareja. A pesar del largo tiempo transcurrido, la familia de la víctima recibió un sinfín de obstáculos para poder cumplir con la última voluntad de su madre y nunca pudieron cremarla.
“Yo estuve en Córdoba para poder cerrar ese tema y lo que me informaron fue que el cuerpo de mi madre estaba en una cofradía. Nos lo entregaron cuatro años mas tarde del hecho pero nunca pudimos verlo ni decidir sobre él, no pudimos cremarlo y la respuesta era que estaba allí para nuevas pericias. Jamás entendimos eso porque el caso fue mas que claro y un año después se resolvió”, explicó Hugo en diálogo con Resumen de la Región, en referencia a que tras la autoincriminación del novio de su mamá, ya no había dudas de su responsabilidad en el crimen.
El joven vive en Francia y es artista plástico. Precisamente ayer 29 de mayo en ese país se celebró el Día de la Madre, por lo que son días muy movilizantes para él y sus hermanos. Asi mismo y en una suerte de homenaje a Ana, Hugo prepara una exposición en su honor para el próximo 10 de junio.
“Preparé una serie que se llama Colibrí, néctar y vulvas y es en honor a ella, mi mamá. Lo que denota la supervivencia en la naturaleza social”, agregó el profesional.
La muestra será en el Caribe, la Isla Guadalupe.
Sobre el crimen de Ana
El femicidio de Ana Barrera causó estupor no solo por la brutalidad con la que sucedió, sino además por cómo se dio la crónica de su desaparición. Al principio, parecía tratarse de la típica salida de la casa de una mujer que previamente había mantenido una discusión con su pareja; eso fue lo que lo Marcelo Ferraretto (su concubino, hoy condenado a prisión perpetua), quiso pintar en los medios y ante el fiscal de la causa, Alejandro Peralta Ottonello.
Barrera vivía con su victimario en un domicilio de la localidad de Los Cedros. La mujer de 46 años, era madre de cuatro hijos y trabajaba en la Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia. Ferraretto, se desempeñaba como tapicero.
En la mañana del martes 30 de mayo, el hombre denunció la desaparición de su pareja y desde allí inició un recorrido por más de eufórico, podría describirse, en los distintos medios de comunicación; donde refería a una discusión que ambos habían tenido en la noche del domingo. La última vez que, según Ferraretto, la había visto. “Cuando me desperté ya no estaba, le dejé mensajes en su celular y en messenger pero no se nada”, había contado el hombre.
Hasta allí la supuesta desaparición no tenía nada de peculiar. Pero lo que el denunciante agregó después alegaba a “demasiada casualidad”. Ferraretto confesó que durante el primer día de búsqueda, había hallado el auto de su mujer abandonado y con la llave puesta. Así, sorpresivamente, cuando salía de una farmacia en la zona de circunvalación. “Tenía la esperanza de que regresara por eso no hice la denuncia ayer”, había explicado el hombre. Así mismo, las incongruencias de todo lo relatado -sumado a que las pericias en su celular no coincidían con su testimonio (cambiante por momentos)- lo dejaron en evidencia y “acorralado” por lo que finalmente Ferraretto confesó que él había matado a su pareja.
Después, dio detalles de donde estaba el cuerpo y solo horas mas tarde hallaron los restos de Ana en el pozo de un basural ubicado en cercanías de Barrio Santa Isabel, estaba descuartizado en varias partes.
En abril de 2019, la Cámara 11 del Crimen de la ciudad de Córdoba condenó a Ferraretto a la pena de prisión perpetua. El hombre nunca mostró signos de arrepentimiento y hasta intentó justificar su salvaje acción con los celos que le tenía a su mujer.