Después de más de un año de batallas en los tribunales, el padre de Britney Spears ha comunicado este jueves que va a renunciar a la tutela legal de su hija, aunque no ha fijado una fecha.
Jamie Spears ha sido tutor del patrimonio de Britney desde hace 13 años, cuando la artista sufrió un ataque psicótico por el que perdió el control sobre su vida.
“Señoría, mi padre debería estar en la cárcel”, dijo la cantante el pasado junio ante la jueza en una audiencia en la que denunció los abusos laborales a los que había sido sometida y donde amenazó con demandar a su familia por lo que le ha hecho.
Este jueves el abogado de Jamie Spears ha presentado ante el Tribunal Superior de Los Ángeles la respuesta afirmativa a la solicitud de su hija para poner fin a la tutela. Según los documentos judiciales, lo hará una vez que se resuelvan “varios asuntos pendientes en los tribunales”.
La complicada situación de Britney la obligará a seguir acudiendo a terapia bajo las órdenes de su nuevo tutor, aunque podrá tomar decisiones personales que hasta ahora no podía.
“Celebramos que el señor Spears y su abogado hayan admitido en una declaración que debe dejar su puesto”, dijo el abogado de Britney Spears, Mathew Rosengart, en un comunicado.
Rosengart calificó la decisión como “una gran victoria para Britney Spears y otro paso para hacer justicia”.
La cantante estaba obligada a acudir tres veces a la semana al psiquiatra. En una ocasión, la forzó a internarse en un centro de salud mental como castigo por quejarse en un ensayo, y en otra la obligó a dar un concierto en contra de su voluntad cuando tenía fiebre, siempre según el testimonio de la artista. “Quiero casarme y tener un bebé”, afirmó durante la audiencia, “pero tengo un DIU que evita que me embarace”. La declaración dio a entender que su custodia legal le prohibía tener más hijos. Ya tiene dos.
“La custodia no tuvo ningún sentido desde su inicio. Le pago a gente para que me controle. He trabajado desde los 17 años y esta custodia es un abuso”, concluyó la cantante.