Millones de ratones han invadido hogares, escuelas, hospitales y campos de cultivo en los estados de Nueva Gales del Sur y Queensland, en Australia. La magnitud de la plaga es enorme y está dejando pueblos enteros asfixiados por un persistente olor acre.
Los que más están sufriendo esta plaga, ya considerada como la peor de las últimas décadas y camino a ser la peor de la historia del país, son los agricultores. Los roedores se comen los cultivos de cereal y se cuelan a millares en los silos donde se guarda el grano.
Los ratones aparecen por todas partes: en alacenas, en los techos y paredes de las casas, también corren por las camas donde viven los granjeros quienes ponen trampas a todas horas y limpiando los cadáveres de los roedores. Así lo demuestran centenares de videos y fotos publicadas en redes sociales.
Las imágenes parecen sacadas de una película, pero los australianos de esta zona están acostumbrados a lidiar con plagas de ratones. Suelen ser plagas que aparecen una temporada y se desvanece en semanas, pero esta está siendo particularmente alarmante. Afecta al mobiliario y a la maquinaria agrícola porque muerden cables.
El problema no se detiene ahí. Diversos hoteles han tenido que cerrar sus puertas, porque los animales invadieron las habitaciones. Algunos granjeros ya perdieron sus cosechas de la temporada a causa de los roedores sin control.
El número de ratones se ha disparado este año tras una cosecha abundante la temporada pasada y se está convirtiendo en una historia de terror. Incluso los expertos aseguran que la plaga amenaza con invadir Sydney en cuestión de semanas. Los roedores pueden llegar a la capital montados en camiones de carga y cajas de comida.
La principal preocupación del gobierno de Australia son las enfermedades que los ratones pueden transmitir a la población. En medio de la pandemia por COVID-19, las infecciones transmitidas por animales a seres humanos están siendo monitoreadas con cuidado particular. Los pedazos de heces que están dejando los ratones hacen que el procedimiento sea aún más complicado.